viernes, 10 de julio de 2009

1 FIBRAS TEXTILES

"La noche del día
en que han vareado la lana del colchón,
el rebaño de los sueños aparece rejuvenecido".

Ramón Gómez de la Serna. Greguerías

GENERALIDADES

Programa.

UNIDAD DIDÁCTICA 1. FIBRAS TEXTILES
OBJETIVOS:
-Identificar las diferentes materias primas textiles.
-Conocer su origen, propiedades y comportamientos durante el proceso de producción y en su posterior utilización.
CONTENIDOS:
-Definición de fibra textil.
-Clasificación y propiedades de las fibras textiles.
DURACIÓN:
1 sesión de teoría: 2 horas.
1 sesión para elaboración del muestrario: 2 horas.
Total: 4 horas.
ACTIVIDADES:
-Explicación teórica de la clasificación y propiedades de las diferentes fibras textiles, con visualización de ejemplos.
-Elaboración de un muestrario personal de fibras.
CRITERIOS DE EVALUACIÓN:
-Ser capaz de reconocer las fibras o hilaturas de uso frecuente y determinar su origen, propiedades y comportamiento.02 Refranes.


Refranes.
-El lino, mientras nace y florece, una cuarta crece.
-Siembra en creciente, arranca en menguante,
y tendrás un hilo como un bramante.
-Más vale estopa de marzo que cáñamo de abril.
-Con paciencia y hojas de morera, hace el gusano la seda.
-Con tiempo y paciencia, la hoja del árbol se convierte en seda.
-Abril mojado, bueno para los trigos y malo para los gusanos.
-Seda y raso no dan estado, mas hacen al hombre autorizado.
-De mañana en mañana, cría el borrego la lana.
-De mañana en mañana, pierde el borrego la lana.
-El año seco, tras el mojado, guarda la lana y vende el hilado.
-Miel de mis abejas, lana de mis ovejas.
-Ovejas y abejas en tus dehesas.
-Quien tiene ovejas, tiene leche, queso, lana y pellejas.
-Toca de seda, toca de reina; toca de lino, toca de frío; toca de algodón, toca de honor.




Diccionario de la Real Academia de la Lengua Española.
fibra. (Del lat. fibra.} f. Cada uno de los filamentos que entran en la composición de los tejidos orgánicos vegetales o animales. 2. Cada uno de los filamentos que presentan en su textura algunos minerales, como el amianto, etc. 3. Filamento obtenido por procedimiento químico y de principal uso en la industria textil. 4. Raíces pequeñas y delicadas de las plantas. 5. fig. Vigor, energía y robustez. muscular. Zoo/. Cada una de las células, provistas de uno o de muchos núcleos, que tienen forma de fila­mento, son contráctiles y constituyen la parte principal de los músculos. Estas fibras son de dos clases: estriadas, que existen en todos los músculos de los artrópodos y en los de contracción voluntaria de los vertebrados, así como en el miocardio, y lisas, desprovistas de estriación, que forman parte de muchas vísceras de los vertebrados, siendo su contracción, en general, independiente de la voluntad, y de todos los músculos de gusanos y moluscos. nerviosa. Zoo/. Cuerpo filiforme, cilíndrico, formado por una neurita y por la envoltura, más o menos complicada, que la rodea.

Simbología.
Vello.
Mientras la cabellera, por su situación en la ca­beza, parte superior del cuerpo humano, sim­boliza las fuerzas espirituales, correlativas a lo que en el simbolismo de las aguas se denomina «océano superior», el vello equivale al «océano inferior», es decir, a la proliferación de la po­tencia irracional del cosmos y de la vida instin­tiva. Por esta causa, los sacerdotes de muchas religiones se depilaban enteramente, entre ellos los egipcios. También por esta razón se repre­sentó al dios Pan -prefiguración del diablo-con las patas velludas. Pese a lo antedicho, en algunas tradiciones todo cabello tiene carácter maligno.(*)
Vellocino de oro.
Siendo el cordero símbolo de la inocencia y el oro el de la máxima espiritualidad y de la glo­rificación, el toisón o vellocino de oro signifi­ca que aquello que buscaban los argonautas era la fuerza suprema del espíritu por la pureza del alma, la cualidad del medieval sir Galahad, el caballero del santo Graal. Es por consiguiente una de las modalidades más evolucionadas del simbolismo general del tesoro.(*)

Curiosidades Históricas.
El tejido, una de las primeras actividades humanas, ya se practicaba en el neolítico. Así lo demuestran los fragmentos de fibras de lino hallados en los restos de poblados lacustres de Suiza. En el antiguo Egipto los primeros textiles se tejían con lino; en la India, Perú y Camboya con algodón; en Europa meridional con lana y en China con seda.
Herodototo, refiriéndose al algodón, decía que en la India había árboles que en vez de fruta daban lana mejor y más fina que la de las ovejas.El aprovechamiento de la seda tiene su origen en Oriente siendo los árabes quienes lo extienden por Occidente.


La oveja negra.
En un lejano país existió hace muchos años una Oveja negra.
Fue fusilada.
Un siglo después, el rebaño arrepentido le le­vantó una estatua ecuestre que quedó muy bien en el parque.
Así, en lo sucesivo, cada vez que aparecían ove­jas negras eran rápidamente pasadas por las armas para que las futuras generaciones de ovejas comunes y co­rrientes pudieran ejercitarse también en la escultura.
Augusto Monterroso

La leyenda de la seda.
(CUENTO CHINO)

Allá en las remotas épocas, quince siglos antes de la Era cristiana, vivía una preciosa niña, hija de uno de uno de los más poderosos caballeros del Celeste Imperio, cuyas virtudes y bondades cautivaban la admiración de todos. Los jóvenes la deseaban por esposa, causaba, envidia a las demás doncellas de su edad, y los viejos la respetaban por el cariño filial que profesaba a sus padres.
Los tres únicos individuos de aquella familia eran felices; poseían una fortuna, disfrutaban buena salud y les tributaban más honores de los que ellos hubieran deseado. El amor de los esposos y el cariño de la hija hacían de aquel hogar un templo de felicidad.
A dar un paseo a caballo.
Un día el padre desapareció de la casa, sin que nadie pudiera explicarse la causa. Había salido por la mañana a dar un paseo a caballo, cosa que no extrañó a la familia, porque esta era su diversión favorita; pero sucedió que al anochecer se presentó solo el caballo sin el jinete que lo montaba. Fue esta la primera nube que empañó la alegría que reinaba en aquel templo, hasta entonces consagrado a la felicidad doméstica. Pasaban días y semanas y el padre no aparecía. La mirada alegre y bondadosa de la madre, se tornó triste, y temióse, no sin fundamento, que aquella desgracia había de acabar con su vida. La hija no quiso en adelante vestir otro traje que el blanco, que es el color de luto en China, negándose a tomar alimentos, ni ver a persona alguna, hasta saber noticias de su padre.
La desconsolada madre, tan afligida por la melancolía de su hija como por la pérdida de su esposo, prometió grandes sumas a quien lograra encontrarle. Todo en vano.
Ya se desesperaba del éxito, cuando Chinan, que así se llamaba la niña, viendo que el caballo alargaba la cabeza y relinchaba tristemente, siempre que esta pasaba por delante de él, se preguntó un día.
— ¿Qué me querrá decir ese noble animal?... ¡Oh, qué idea! ¿Cómo no se me ha ocurrido antes?
Cada vez que pasaba.
Y sin detenerse, fue muy gozosa a buscar a su madre para decirle que al día siguiente quería dar un paseo a caballo. La madre creyó que era un capricho que no debía negarle.
Antes de amanecer estaba Chinan vestida con su traje de equitación, é hizo colocar en el arzón una preciosa maletita, mientras el caballo piafaba inquieto, y relinchaba, alegre y como si conociera el designio de su dueña. Montó la joven, y cuando se hubo afirmado en la silla, partió el fogoso animal a galope tendido.
¿A dónde iba la niña montada en su brioso corcel? Nadie lo sabe. Atravesó dilatadas campiñas, áridas sierras, amenos valles, sin que el infatigable cuadrúpedo cejase un punto en su vertiginosa carrera, hasta llegar a una espaciosa cañada rodeada por montañas altísimas. Allí se detuvo algunos instantes para tomar aliento, y se dirigió al pie de una montaña, en cuya base, cuando estuvo cerca, distinguió la joven una ancha abertura. Quiso contener al caballo, pero éste, indócil a la brida, penetró resuelto en el oscurísimo túnel. La niña sintió entonces miedo, y tendiéndose sobre el caballo, se agarró fuertemente a las crines, y le dejó marchar a su antojo. El piso debía de ser muy suave, pues apenas se percibía el ruido de los pasos.
Montada en un fogoso corcel.

Al cabo de una media hora, creyó distinguir alguna claridad: oyó el crujido de ramaje que arrancaba jirones a su vestido, y por último se halló en un estrecho valle poblado de árboles frondosísimos. El caballo lanzó un relincho de alegría, y a los pocos instantes apareció un anciano: al arrojarse del caballo la niña, cayó en los brazos de su padre, que estrechándola con ternura, exclamó:
—El cielo te ha, traído, hija mía.
Después se dirigieron a una gruta, comieron de las exquisitas provisiones que había llevado la niña, tomaron una taza de té con generosos licores, y después refirió el padre lo que le había sucedido.
—El día —dijo— que salí de casa, me encontré en un árbol algunos capullos, como los que ves aquí. Me puse a deshacerlos con mucha atención sin pensar que el caballo marchaba sin dirección a la ventura, hasta que observé que el sol se aproximaba al ocaso. Preocupado por una idea fija, espoleé al animal sin saber a donde me dirigía, y corriendo al galope, recorrí una distancia que no puedo calcular porque era ya de noche, sólo recuerdo que el caballo se detuvo un momento: apreté los acicates, y al poco tiempo me encontré en este valle, pero tan magullado y falto de fuerzas que hube de apearme para descansar, esperando la vuelta del día. Amaneció, pero acosado por el hambre subí a una morera para tomar algún alimento, y al tiempo de bajar me falló un pie y caí en el suelo, privado de sentido. Ignoro cuanto tiempo permanecí en ese estado; sólo sé que al volver en mí, el caballo había desaparecido. Traté de buscar una salida de esta cárcel: entré en muchas, cavernas, pero todas, a más o menos distancia, estaban cerradas con muros impenetrables. El espeso jaral por donde has atravesado para llegar aquí me ha impedido ver la entrada de ese pasadizo, que debe de ser el que yo recorrí también. Resignado con mi suerte, me metí en esta gruta; los frutos de los árboles, diversas raíces y algunos animalitos cazados a fuerza de astucia me han proporcionado frugal alimento.
Encendí fuego frotando dos palos secos y logré fabricar estos toscos utensilios de barro. Pero he hecho un descubrimiento, importante: ¿Ves estas madejas de finísimas libras? Pues es la obra de un insecto que se llamará el gusano de la seda. He estudiado sus costumbres, y ya sé cómo se cría: he recogido mucha semilla, y pronto tendremos en casa una industria nueva, pero yo suspiraba por salir de aquí y más de una vez he soñado que estaba con tu madre en el campo y te veíamos pasar por los aires montada en un fogoso corcel. El cielo ha realizado mis sueños, y en premio de tu amor, hija mía, se ha de hacer de estas madejas tu velo nupcial, que será el primer velo de seda usado en el mundo.
Chinan abrazó a su padre, y derramando lágrimas de dulcísimo consuelo, exclamó:
—¡Bendito sea el buen Dios que me ha conducido! Puesto que ya hemos descansado, marchemos, padre mío, antes que sea más tarde.
Montaron los dos a caballo, y al anochecer entraban alegres y felices en su casa. Pasadas las primeras muestras de indecible regocijo, el anciano contó de nuevo su historia, y Chinan las peripecias de su viaje.
Pocos meses después contemplaban atónitos los habitantes del celeste Imperio el primer velo de seda. Ved por qué dicen los chinos que la seda es un don concedido por el cielo a la piedad filial.
LA LEYENDA DE LA SEDA
CUENTO MORAL
Publicado con permiso de la Autoridad Eclesiástica

TOMO 53
DEL RECREO INFANTIL
MADRID 1901
SATURNINO CALLEJA
Calle de Valencia, núm. 28.

CLASIFICACIÓN

Definición y características.
Fibra: Estructura alargada y con una cierta flexibilidad. Las fibras se utilizan, entre otras muchas aplicaciones, en productos textiles y se clasifican en función de su origen, de su estructura química o de ambos factores.
Textiles: Término genérico derivado del latín texere, 'tejer'. Aplicado originalmente a las telas tejidas, hoy se utiliza también para filamentos, hilazas e hilos sintéticos, así como para los materiales tejidos, hilados, fieltros, papel, acolchados, trenzados, adheridos, anudados o bordados que se fabrican a partir de fibras. También se usa para referirse a telas no tejidas producidas mediante la unión mecánica o química de fibras.
Fibras textiles: Las materias utilizadas en la realización de textiles reciben el nombre genérico de fibras textiles. Las “fibras textiles” son las que se pueden hilar o utilizar para fabricar telas o papel mediante operaciones como tejido, trenzado, anudado, o unión mecánica o química.
CARACTERÍSTICAS DE LAS FIBRAS:
1). Longitud: Es el largo de la fibra antes de hilar. Puede ser: largo, mediano, corto o continuo.
2). Diámetro: Es la medida de la fibra en un corte transversal. Puede ser: grueso o fino. Por lo general las fibras más largas suelen ser las más finas.
3). Resistencia: se denomina resistencia a la fuerza que opone la fibra a la rotura. Puede ser: fuerte o débil. En esta prueba influye el diámetro de la fibra.
4). Color: El color natural de una fibra lo determinan las materias colorantes que hay en su estructura celular. Puede ser: blanco, amarillento, gris, pardo, teñido o blanqueado. Depende de su procedencia, varía durante el proceso de obtención, o se modifica mediante tintes. Lo opuesto sería el blanqueo. Cuanto más cerca esté el color natural del blanco, más se aprecia, pues se evita el blanqueo o es más fácil tintarla.
5). Brillo: Es la capacidad de reflejar la luz. Puede ser: mate o brillante. La superficie de la fibra es la que determina el brillo, cuanto más homogénea más brillante.
6). Elasticidad: Capacidad de una fibra de volver a su estado primario después de sufrir un estiramiento o alargamiento forzoso. Puede ser: muy elástica, de elasticidad normal, o poco elástica.
7). Forma de la sección transversal: Las formas típicas de las secciones transversales son: re­dondas, de hueso, triangulares, lobulares, en for­ma de fríjol, planas o semejantes a pajillas huecas.
Las fibras naturales derivan su forma de:
a) la manera en que la celulosa se acumula du­rante el crecimiento de la planta.
b) la forma del folículo del pelo y de la formación de sustancias proteicas en animales.
c) la forma del orificio a través del cual se extruye la fibra de seda.
La forma de las fibras artificiales se controla por la hilera y el método de hilatura. En este tipo de fibras se pueden variar el tamaño, forma, lustre, longitud y otras propiedades haciendo cambios en el proceso de producción.
8). Contorno de la superficie: El contorno de la su­perficie se define como la superficie de la fibra a lo largo de su eje. Este contorno puede ser liso, dentado, serrado, estriado o áspero. Es importan­te para el tacto y la textura de la tela.
9). Rizado: En los materiales textiles es posible en­contrar cierta ondulación que puede ser:
-Rizado molecular: es la configuración fle­xible de la cadena molecular.
-Rizado en la fibra: quiebres y ondas a lo largo de la fibra.
-Rizado en el hilo o tejido: dobleces que se pro­ducen por el entrelazamiento de los hilos en una tela.
El rizado de la fibra se refiere a las ondas, quiebres, rizos o dobleces a lo largo de la longitud de la fibra. Este tipo de ondulación aumenta la cohesión, resiliencia, resistencia a la abrasión, elasticidad, volumen y conservación del calor. El rizado también aumenta la absorbencia y la como­didad al contacto con la piel pero reduce el lustre. Una fibra puede tener tres tipos de rizado:
-Rizado mecánico, que se imparte a las fibras haciéndolas pasar a través de rodillos grabados, torciéndolas o aplanando uno de sus lados.
-Riza­do natural o inherente como aparece en el algodón y la lana.
-Rizado latente o inherente que existe, pe­ro no se desarrolla, en fibras artificiales fabricadas con dos componentes (bicomponente). Aparece en la prenda terminada por aplicación de solventes adecuados y tratamientos con calor.
10). Composición química: La composición química sirve como base para clasi­ficar las fibras en núcleos genéricos como celulósi­cas, proteicas y acrílicas.
11). Partes de las fibras: Las fibras naturales, excepto la seda tienen tres partes distintas: una cubierta externa, llamada cutícula o piel; un área interna y un núcleo central que puede ser hueco.Las partes en las fibras artificiales no son tan complejas y casi siempre son sólo dos: la piel y un núcleo sólido.

Clasificación.
Fibras textiles naturales: Aquellas que se obtienen directamente de la naturaleza:
-De origen animal. Proteínas: Alpaca, angora, pelo de camello, cachemir, mohair, seda, lana.
-De origen vegetal. Celulosa: Algodón, cáñamo, yute, lino, ortiga, piña, ramio, sisal.
-De origen mineral. Amianto, carbón, cerámica, vidrio, metal.
Fibras textiles artificiales. Polímeros naturales y regenerados (aquellas que están formadas por compuestos naturales, pero obtenidos en laboratorio): Alginato, acetato de celulosa, triacetato de celulosa, rayón cupramonio, Modal, caucho, Tencel, viscosa de rayón.
Fibras textiles sintéticas. (Aquellas que están formadas por compuestos no naturales, en general son derivados del petróleo, plásticos. Se obtienen en el laboratorio): Acrílicos y modacrílico, cloro fibras, elastene, poliamida, polipropileno, poliéster, polietileno.

FIBRAS NATURALES.
Fibras vegetales.
La mayoría de las fibras textiles vegetales son produc­tos cuya sustancia base es la celulosa. Las fibras de celulosa, especialmente el algodón, el lino o el cáñamo, se han utili­zado durante muchos siglos para hacer tejidos. La celulosa es un hidrato de carbono o carbohidratos, similar al almidón, cuya fórmula química condensada es (C6H10O5)n. Estas fibras textiles están generalmente impu­rificadas por otras sustancias en proporción variable, ta­les como resinas, gomas, grasas, ceras, lignina, etc. La lig­nina, cuando está en exceso, disminuye la firmeza y resis­tencia de la fibra, como por ejemplo en el caso del yute. También estarían los pigmentos que comunican a las fibras diversos tonos: amarillento, tostado, rojizo o gris.
Las fibras de celulosa se em­plean para fabricar una amplia gama de telas, desde pesadas como el dril, la lona, el terciopelo, la pana o la toalla, hasta delicadas muselinas, organzas y jersey. Se pueden utilizar solas en un te­jido, pero a menudo se encuentran mez­cladas con otras clases de fibras, que varían las propiedades del tejido. Por ejemplo, en las sábanas de algodón y poliéster, el poliéster mejora las cualida­des de lavado y planchado de la tela dando como resultado un tejido de fácil cuidado, mientras que en la viella, una mezcla de algodón y lana, la lana propor­ciona al tejido calidez y tacto suave.
Entre las fibras vegetales cabe distinguir:
-Fibras procedentes de semillas.
Algodón.
Dicotiledónea, familia de las malváceas y género Gossypium.
Se utilizan en textil las variedades: herbaceum, arboreum, barbadense, hirsutum,... pero existen muchas mas.
Planta vivaz con tallos verdes al principio y rojos al tiempo de florecer; hojas alternas, casi, acorazonadas y de cinco lóbulos, flores amarillas con manchas encarnadas y cuyo fruto es una cápsula que contiene de 15 a 20 semillas, envueltas en una borra muy larga y blanca, que se desarrolla y sale al abrirse la cápsula.Sus distintas especies proceden de América y Oriente. Se encuentra en muchas va­riedades, que van desde el fino algodón egipcio hasta el grueso algodón indio hi­lado a mano. Las distintas variedades se cultivan por sus colores naturales, que eliminan la necesidad de teñirlos.
Una vez recogido el algodón hay que separar la fibra de los granos o simientes a que está adherida. Antiguamente, el desgranado se hacía echando el algodón sobre una piedra plana y pasando por encima un rodillo de madera, o por otros procedimientos no menos toscos; pero muchos granos se aplastaban y, como la simiente del algodón contiene aceite, rara vez salía la fibra limpia. En el, siglo XVIII se ideó en Luisiana una maquina que permitía hacer esta operación con mayor seguridad y rapidez, colocando el grano con la vedija entre unos rodillos que giraban en sentido inverso y que iban arrancando la fibra. Esta máquina sufrió numerosas modificaciones y, finalmente, fue sustituida por las desgranadoras de sierra, cuya parte principal consiste en una serie de sierras de dientes pequeños, montados en un eje, y que penetran parcialmente en unas ranuras practicadas en el fondo de una especie de caja. A medida que las sierras van arrancando la fibra, las simientes caen al fondo de la caja. La fibra desprendida es llevada a unas prensas hidráulicas o de vapor, donde el algodón es comprimido en balas o pacas, ya listo para el proceso de hilado.
El algodón tiene muchas característi­cas que lo hacen ideal para los tejidos. Es duradero, suave y absorbe grandes cantidades de humedad, y también se puede tratar con altas temperaturas, lo que facilita su lavado y planchado.
Miraguano.
Variedad bombax ceiba.
La fibra se extrae de los frutos. Se utilizan en colchonería y para la fabricación de objetos flotantes (800 gramos pueden sostener a un hombre encima del agua).
Coco.

-Fibras procedentes de tallos.
Lino.
Dicotiledónea, familia de las lináceas y género Linum.
Se utilizan en textil las variedades: usitatissimum y perenne.
Planta herbácea, anual, con raíz fibrosa, tallo recto y hueco, como de un metro de alto y ramoso en su extremidad, hojas lanceoladas, flores de cinco pétalos azules, y, fruto en caja de diez celdillas, con una semilla aplanada y brillante en cada una. Esta planta requiere tierra de buen fondo que a su vez sea fértil, húmeda y ligera. Es preferentemente de regadío y no debe sembrarse en el mismo terreno, sino en rotación de cultivos de cuatro en cuatro años. Se siembra en otoño o primavera. El lino denominado "caliente" se siembra en primavera y da una hilaza abundante pero de mala calidad al tener los tallos más cortos y ra­mosos. El lino "boyal" tiene los tallos más largos y da una hilaza de buena calidad. Madura en julio o agosto, época de su recolección consistiendo en el arranque de las plantas. Una vez recolectado se le somete a procesos de limpieza y refinado para su posterior hilado.
Es la fibra más antigua conocida por la humani­dad. Aunque esté compuesta principal­mente de celulosa, también contiene lignino, que le aporta el color marronoso, y sus características principales son el frescor, un lustre sedoso y la durabili­dad. Es menos flexible que el algodón, lo que hace que se arrugue más, pero este problema se reduce aplicando a las fibras resinas resistentes a las arrugas.
Cáñamo.
Monocotiledónea, familia de las cannabáceas y género Cannabis.
Se utiliza en textil la variedad Cannabis sativa.
De unos dos metros de altura, con tallo erguido, ramoso, áspero, hueco y velloso, hojas lanceoladas y opuestas, y flores verdosas. Su simiente es el cañamón. Requiere un clima caliente y húmedo.
El cáñamo, tal y como se recolecta, carece de las condiciones necesarias para ser empleado como fibra textil, teniéndose que someter a unas labores similares a las descritas para el lino.
Yute.
Dicotiledónea de la familia de las tiliáceas.
Se cultivan dos variedades: corchorus olitorius y corchorus capsularis.
De la India viene en rama a Europa, donde se hila y teje. Se obtienen tejidos bastos como arpilleras para embalaje, sacos, etc. También se utiliza como trama de tapicerías en telares verticales. Ciertas mantas de bajo precio contenían yute en sustitución de una parte de lana.
Ramio.
Dicotiledónea, familia de las urticáceas y género Boechmeria.
Se utilizan en textil dos variedades: boechmeria nivea y boechmeria utilis o tenacísima.
Arbusto de tallos herbáceos y ramosos que crecen hasta tres metros de altura, hojas alternas, casi aovadas, dentadas, puntiagudas, de pecíolo muy grande, color verde oscuro por el haz y lanuginosas por el envés; flores verdes de grupos asilares, y fruto elipsoidal algo carnoso. Perennes y pueden proporcionar de tres a cuatro cosechas.
Cultivado en la India, China y otros países cálidos o templados, da una fibra muy sensible, flexible, resistente y brillante como la seda. Se hacen ciertas batistas y una tela que parece seda fuerte.
Paja.
Se conoce con el nombre genérico de paja a los tallos secos de los cereales, de constitución fibrosa y que pueden subdividirse en tiras de poco espesor. De entre estas plantas de la familia de las gramíneas, se han utilizado principalmente: el trigo, la cebada, la avena y el centeno. La paja de centeno es la preferida por ser más larga y más flexible; su tallo hueco es menos quebradizo que el de los demás cereales.
El cultivo de los cereales es anual y se hace a través de una siembra. En primer lugar, se ara o labra la tierra, se hacen los surcos y después el sembrador va echando la simiente a voleo, tapándola después. El único cuidado que necesita es escardarlo.
Los tallos han de segarse cuando los cereales están maduros. Han de conservarse enteros, formando haces con los tallos de la mies. La paja, ha de secarse extendiéndose sobre cañizos o colgándola en haces de las vigas del techo. Una vez seca, se puede conservar mucho tiempo y cuando va a ser trabajada ha de ser humedecida.
La principal aplicación textil se encuentra en la cestería y en la fabricación de cartón.
Caña.
Planta gramínea de la Europa Meridional; tiene tallo leñoso, hueco, flexible, y de tres a cuatro metros de altura; hojas anchas un tanto ásperas, y flores en panojas muy ramosas. Se cría en parajes húmedos.
Tiene que pasar por dos procesos de elaboración. Primero hay que pelarla, faena en que la hoz es el instrumento más sencillo.
Una vez limpia hay que hendirla longitudinalmente en tiras mas o menos finas y lo suficientemente flexibles como para poderlos doblar y tejer. El partidor es una pieza cilíndrica de madera dura con tres, cuatro y hasta nueve acanaladuras en su periferia, que se reúnen todas en una cima puntiaguda.
Antes de entretejer la caña, es preciso humedecerla, como sucede con la mayoría de las fibras vegetales duras, que recobran así su flexibilidad y correa.
Mimbre.
Arbusto de la familia de las salicáceas, cuyo tronco, de dos a tres metros de altura, se puebla desde el suelo de ramillas largas, delgadas, flexibles, de corteza agrisada que se quita con facilidad, y madera blanca; hojas enteras, lanceoladas y muy estrechas; flores en amentos apretados, precoces, de anteras amarillas y fruto capsular, velloso, cónico, con muchas semillas. Es común a orillas de los ríos.
Para un óptimo rendimiento de varas interesa que la mimbrera de cultivo no se desarrolle en forma de árbol, sino que permanezca baja a modo de cepa. A tal efecto, el corte de las ramas, que resulta ser una radical poda, tiene que hacerse con regularidad cada año, entre enero y abril. La ley ancestral dicta que tanto la poda como el corte de varas ocasional ha de efectuarse en luna menguante, precaución que asegura la buena calidad y conservación del material.
La cosecha de mimbre se comercializa en tres modalidades:
-Mimbre negro. Con la corteza tal como se corta.
-Mimbre blanco. Una vez cortado se empoza: las gavillas se clavan en un pozo excavado en la tierra, se inunda con abundante agua, y al cabo de unos dos meses, la cáscara se desprende fácilmente. El útil primitivo para pelarlo es un trozo de vara gruesa doblado en ángulo de V, que se desliza sobre el tallo, presionándolo a modo de pinza. La mordaza es una especie de horquilla que consiste en dos hierros muy juntos clavados en un tronco de madera; entre estos se pasan las varas para pelarlas. Hoy en día el mimbre de cultivo se pela a máquina.
-Mimbre bull o cocido y pelado. Reintroduce el mimbre en unas calderas de agua, calentando hasta un punto próximo a la ebullición, cociendo durante dos a seis horas. Durante esta fase el tanino de la cáscara penetra en la madera de la vara y la tiñe hasta la médula. Los mimbres hervidos se trasladan hasta una gran balsa de agua fría, y seguidamente se pelan. El mimbre así tratado mejora su color rojizo o tabaco a través de un secado al sol que intensifica sus tonalidades.
La principal aplicación del mimbre se encuentra en la cestería.
Madera.
En este apartado se agrupan una serie de árboles, como el castaño, el avellano o el sauce, cuya madera debidamente preparada, se ha dedicado para la confección de cestos y caparazones rígidos. La transformación de la madera en tiras sigue el proceso que a continuación se detalla:
1- Corte de la madera: tiene lugar de diciembre a marzo, época en que el árbol está muerto. Ha de hacerse en la media fase de la luna menguante. Las ramas han de tener una edad mínima de seis años, o de tres si se emplean para hacer los aros.
2- Empozado: para conservar la madera un año o más tiempo, es preciso introducir los troncos en un pozo con agua, manteniéndolos debajo de la superficie por el peso de grandes piedras y lastres.
3- Horneado: para poder rajar los troncos longitudinalmente y así desgajar las tiras se introduce el material verde o remojado en el horno. El calor produce el hervor de la humedad contenida en ella, ablandando y desprendiendo las vetas fibrosas internas en sentido longitudinal.
4- Extracción de las tiras de madera: el tronco caliente se abre con un hacha o machete que se introduce en el centro golpeándolo con un mazo. Se sujeta el madero con las piernas y se van separando poco a poco con las manos las tiras. El grosor de estas tiras será de unos 4 ó 5 milímetros.
5- Refinado: las tiras salen del tronco rugosas, irregulares y astillantes. Para dejarlas lisas, suaves y flexibles se colocan encima del tablón y se van cepillando con una cuchilla grande, que lleva en sus extremidades dos mangos perpendiculares.
Las tiras pueden conservarse en seco el tiempo que se quiera, antes de tejerlas será preciso ponerlas en remojo.
Para la fabricación de papel también se utilizan maderas tratadas química o mecánicamente para obtener la fibra. Existen dos grandes grupos de árboles usados para este fin:
-Coníferas: pinos, abetos, cipreses… Tienen un alto contenido de fibras y sus características morfológicas las convierten en una fuente ideal de recursos papeleros.
-Frondosas: eucalipto, álamo o chopo, abedul, haya, tilo, liquidámbar, fresno, roble, nogal, olmo, arce…La composición fibrosa es muy heterogénea y existen diversas formas de célula según su misión en el árbol. El uso, normalmente, es el de la impresión, por las calidades que dan a la superficie de la hoja. Se suelen añadir en las mezclas para mejorar la formación de la hoja, la lisura y opacidad del papel.

-Fibras procedentes de hojas.
Formio.
Familia de las liliáceas.
Planta herbácea que produce un gran número de hojas, que nacen a ras del suelo y son duras y largas (1 a 2 metros) lanceoladas y con estrías salientes que corresponden a las regiones donde se encuentran los fascículos de fibras.
Se emplea en cordelería mezclado al lino o al cáñamo. La fibra es tanto o más fuerte que la del cáñamo, pero muy poco resistente a la acción de la humedad.
Abacá.
Monocotiledónea, familia de las malváceas y género Musa.
Variedad: textilis.
Mussa textilis o banano de Filipinas, es una planta perenne que crece en Filipinas, Indonesia, América Central y del Sur. El seudo tallo tiene una altura que pasa de los cuatro metros y puede llegar a los ocho, y está formado por las vainas de las hojas, que se recubren una a otras; de su parte superior se separan unas largas hojas, de nervios paralelos, tomando el conjunto un aspecto que recuerda mucho el de las palmeras. El fruto, mas pequeño que el de otros bananeros, está lleno de semillas negras sumergidas en una pulpa comestible.
Las fibras se extraen directamente de las hojas de la planta, son de forma cilíndrica y diámetro uniforme, afiladas en sus extremos y con sutiles estrías transversales.
Pita o Agave.
Familia de las amarilidáceas.
Las especies mas cultivadas son los agaves y los fourcroya especialmente el agave sisaliana.
Planta vivaz, oriunda de Méjico, con hojas o pencas radicales, carnosas, en pirámide triangular, con espinas en el margen y en la punta, color verde claro, de 15 a 20 cm. de anchura en la base y de 12 a 14 decímetros de largo; flores amarillentas en ramilletes, sobre un bohordo central que no se desarrolla hasta que la planta tiene 20 ó 30 años, pero entonces se eleva en pocos días a la altura de seis o siete metros.
Las pencas u hojas se cortan a unos 15 cm. de su inserción, de modo que dejan en la planta toda la parte pulposa.
El proceso de elaboración es similar a los aplicados al lino, cáñamo y esparto, consiguiéndose hilos resistentes y ásperos.
Esparto.
Familia de las gramíneas y género Stipa.
Variedad stipa tenacíssima.
Planta con las cañitas de unos siete decímetros de altura, hojas radicales de unos 60 centímetros de longitud, tan arrolladas sobre sí y a lo largo que aparecen como filiformes, duras y tenacísimas, hojas en el tallo mas pequeñas; las flores en panoja espigada de tres decímetros de largo y semillas muy menudas.
El esparto puede criarse por siembra o por plantación. En el primer caso se ha de preparar la tierra arando a poca profundidad, esperando las lluvias de otoño para sembrar a voleo.
Si se hace por plantación hay que arrancar el esparto no pudiéndose segar. Se recoge a mano estirándole con la ayuda de la “cogedora” (clavo de acero o palo de madera dura, de unos 25 cm. de longitud, que lleva un tope en la punta y un taladro del otro lado para enfilarle una correa y llevarle colgado de la muñeca izquierda), cogiendo un manojo de hojas por la punta, se le da la vuelta en la cogedera y se tira con las dos manos, oblicuamente.
Durante los 20 ó 30 días de secado al sol el esparto pierde peso y toma un color claro dorado. Este esparto, de perfil perfectamente lineal, es el llamado crudo o en rama. De buena flexibilidad cuando está humedecido, sirve para trenzar las pleitas, largas tiras de tejido diagonal que son el elemento base con el cual se confeccionan gran parte de los utensilios agrícolas. Los tejidos trenzados continuos, se emplean principalmente en la manufactura capachera.
Aparte de las anteriores derivaciones, que no precisan la transformación del esparto, la mayoría de sus aplicaciones necesitan un proceso similar al enunciado en el lino.
El esparto picado, procedente de la fase de machacado, se emplea como materia base en la cordelería y de los trenzados más flexibles y menos ásperos que se utilizan para encordar sillas, coser aparejos, cabezales, esparteñas,…
Albardín.
Mata de la familia de las gramíneas, propia de las estepas españolas, muy parecida al esparto y con las mismas aplicaciones que éste.
Retama.
Familia de las leguminosas y género Spartium.
Variedad spartium junceum.
La fibra que se obtiene de la “retama de olor” es muy apreciada por su resistencia y excelentes cualidades, aunque su obtención industrial presenta dificultades. Sus aplicaciones son las mismas que las del lino, el cáñamo o el yute a los que puede sustituir.
Rafia.
Variedad raphia vinífera.
Palmera que se desarrolla en África y América y que produce una fibra muy resistente y flexible que recibe el mismo nombre.
Palmito.
Chamaerops Humilis.
Planta de la familia de las palmas, con tronco subterráneo o apenas saliente, que sin embargo se alza dos o tres metros de altura en los individuos cultivados, hojas de figura de abanico formadas por quince o veinte lacinias estrechas, fuertes, correosas y de unos tres decímetros, que parten de un peciolo largo, casi leñoso, comprimido y armado de aguijones; flores amarillas, en panoja ramosa, ceñida por una espata coriácea, y fruto rojizo, elipsoidal, de dos centímetros de largo, comestible y con hueso muy duro. Es común en los terrenos incultos de Andalucía y de las provincias de Levante.
Para trenzar el palmito se utilizan las palmas de “garballó”, que se recogen a finales de primavera o a comienzos de verano, palmas que no se cortan sino que se arrancan, recogiéndose solo aquellas palmas interiores que no hayan desplegado sus lacinias. Una vez recogidas, se extienden al sol para que se sequen. Cuando van a ser usadas se las pone en agua caliente para que se ablanden.
Palmera.
Árbol de la familia de las palmas, que crece hasta veinte metros de altura, con tronco áspero, cilíndrico y de unos tres decímetros de diámetro; copa sin ramas y formada por las hojas, que son pecioladas, de tres a cuatro metros de largo, con el nervio central recio, leñoso, de sección triangular y partidas en muchas lacinias, duras, correosas, puntiagudas, de unos treinta centímetros de largo y dos de ancho; flores amarillentas dioicas, y por fruto los dátiles en grandes racimos que penden a los lados del tronco, debajo de las hojas.
Las lacinias de las palmas datileras, se emplean, únicamente, para hacer las palmas del Domingo de Ramos. Se elige la palma, se cepilla con un cepillo de raíces y se remoja con agua y lejía. Se mantiene húmeda en una cámara cerrada, sometiéndola a los efectos de humos de azufre, lo que la conserva tierna y acaba de blanquearla.
Junco.
Planta de la familia de las juncáceas, con cañas o tallos de seis a ocho decímetros de largo, lisos, cilíndricos, puntiagudos, flexibles, duros y de color verde oscuro por fuera y esponjosos y blancos en el interior; hojas radicales reducidas a una vainilla delgada, flores en cabezuelas verdosas cerca de la extremidad de las cañas, y fruto capsular con tres ventallas y muchas semillas en cada una de ellas. Se cría en parajes húmedos.
Anea o Enea.
Planta de la familia de las tifáceas, que crece en sitios pantanosos, hasta dos metros de altura, con tallos cilíndricos y sin nudos, hojas envainadoras por la base, ensiformes y flores en forma de espiga maciza y vellosa, de la cual la mitad inferior es femenina y masculina la superior.
Espadaña.
Planta herbácea, de la familia de las tifáceas, de metro y medio a dos metros de altura, con las hojas en forma casi de espada, el tallo largo a manera de junco, con una mazorca cilíndrica al extremo; que después de seca suelta una especie de pelusa o vello blanco, ligero y muy pegajoso. Se utiliza como la anea.
Las plantas lacustres se cortan en verano, al cabo de su pleno desarrollo. Se efectúa el corte a la hoz, en tiempo seco y bueno, ya que los tallos se dejan secar al sol durante unos quince días antes de llevarlos a su lugar de conservación. El junco no se corta sino que se arranca de un fuerte estirón. Si se cosechan tarde, las lluvias otoñales los alagan y sumergen. En invierno mueren, renaciendo en abril o mayo.
Se utilizan principalmente en la esterería y cestería. Así como en la confección de indumentaria (coroza), y la construcción de chozos. Quizás la aplicación de más fama que ha tenido la anea ha sido el encordado de asientos.

Posidonia Australis.
Alga que se desarrolla en las costas de Australia en grandes extensiones y poca profundidad. Crece como un manojo fibroso, y mediante un adecuado procedimiento, produce una gran cantidad de fibra larga, casi de un metro. La resistencia a la tracción es algo superior a la del yute.

Fibras animales.
Las materias primas textiles procedentes del reino ani­mal se diferencian principalmente de las fibras vegetales porque su sustancia fundamental y característica es la albúmina. La mayoría están compuestas por la proteína queratina, que proviene de las fibras de pelo. Entre las distintas fibras animales exis­ten diferencias sustanciales por lo que respecta a las di­versas clases de albuminoides que las componen, aparte las que hacen referencia a su aspecto o estructura exte­riores.
Se pueden hilar para ser tejidas, formar como fieltro o hacer de punto para crear una amplia gama de tejidos. Los que se utilizan más a menudo para estampar y pintar a mano son el crepé, los tafetanes y sargas, el punto, los ter­ciopelos, las franelas y los fieltros.
Estas fibras se dividen en:
Lanas y pelos.
Son fibras que cubren la piel de distintos mamíferos. Tienen forma de pequeños bastones y están compuestas por gran número de células cuyas fibrillas internas se ha­llan íntimamente unidas entre sí. Su sustancia funda­mental es la queratina, variedad de albuminoide compues­ta por carbono, hidrógeno, oxígeno, nitrógeno y azufre.
Por su origen, las lanas y pelos se dividen en:
Lana de oveja.
De pelo relativamente corto. Proviene del vellón esquilado a la oveja o carnero, mamífero rumiante doméstico. La fibra está compuesta por una serie de casquetes cónicos muy prolongados y encajados unos en otros. Según la raza de la oveja y sus condiciones de vida, presentan sensibles diferencias en cuanto a longitud, grosor, ondulación y disposición de las escamas superficiales. La obtención de lana fina se basa en el aprovechamiento de pastos frescos, para lo cual en España se tuvo que recurrir al desplazamiento del ganado (transhumancia y trasterminancia). En cuanto a las razas, la oveja merina es excelente productora de lana. Originariamente española, ha sufrido una degradación en este país debido a una compleja problemática histórica, mientras que en otros países ha mejorado la especie. Otras razas laneras importantes son la Lincoln y la Cheviot.
El “esquileo del ganado” se realiza durante la primavera. Actualmente, se realiza con máquinas esquiladoras lo que da mayor rapidez que a mano con tijeras. La calidad varía según la parte de donde provenga, la mejor es la de los hombros y brazuelos, sigue luego la de encima del cuello, después la del lomo y los costados, y se considera como la peor la de la grupa.
Después de esquilada, se procede al lavado generalmente con agua con jabón a diferentes temperaturas. Después de seca llega a perder el 27 al 50 % de su peso original.
El siguiente proceso es el cardado que tiene por objeto alisar, desenredar las fibras y limpiarlas de las materias que pueda tener adheridas. Se realiza con instrumentos variados como cardos del campo, pinchos, cardas aparejadas con púas de hierro y provistas de mango o bien mediante máquinas industriales dedicadas a este fin y que se basan en cilindros giratorios provistos de numerosas puntas.
Terminadas estas labores la fibra está dispuesta para ser hilada.
Como fibra es flexible, elástica y rizada y da al tejido terminado una elasticidad y resistencia que impide que se arrugue demasiado. La fibra de la lana es capaz de absorber una gran cantidad de agua sin mostrarse húmeda, pero es sensible al calor y si se lava en agua caliente pue­de apelmazarse. Esta propiedad se pue­de aprovechar para fieltrar o contrarres­tarla tratando el tejido con un acabado anti-encogido. Las fibras de la lana acep­tan con facilidad los tintes y se pueden conseguir colores vivos.
Otros mamíferos cuyo pelo ha sido sometido a este mismo proceso para la obtención de fibras son:
Cabra (Mohair, Cachemira, Tíbet).
Camello.
Alpaca (lana de alpaca, vicuña, llama).
Conejo de angora.
Pelo de caballo.
Pelo humano...
Sedas.
Las sedas son productos de secreción de ciertos gusa­nos en forma de hebras de gran longitud (filamentos con­tinuos). Se dividen en:
Seda.
Seda auténtica, seda de morera o culti­vada. La seda cultivada la produce el gusano de seda, la oruga de la mariposa Bombyx morí. Se alimenta de las hojas de morera.
De los huevecillos que pone la hembra de esta mariposa salen en primavera unas larvas blancas, muy voraces y de crecimiento rápido. Aproximadamente al mes dejan de comer y se disponen a transformarse en crisálidas, para lo cual, la oruga, de dos glándulas que posee a los lados del cuerpo, segrega un líquido viscoso que al contacto con el aire se solidifica. Con ella, la oruga va confeccionando poco a poco un capullo, dentro del cual queda encerrada, convirtiéndose en crisálida. Estos capullos son alargados, redondeados en los extremos y de color blanco nacarado o amarillo.
Para aprovechar la seda los capullos se escaldan con vapor de agua o se someten a la acción del aire caliente, para matar la crisálida impidiendo así que la mariposa abra un agujero para salir al exterior.
El capullo se compone de hasta 15 ó 16 capas de seda, que constituyen tres grupos. El primer grupo lo forman los hilos de sustentación, rotos al tiempo de recoger, muy flojos y más gruesos que los de los siguientes grupos. El segundo posee una hebra resistente y de buena calidad, corresponde a la parte intermedia y representa la mitad de la seda del capullo. El del interior es más fino y flojo y tiene una seda muy gomosa.
Para extraer la seda, se echa agua caliente y se sumergen cierto número de capullos que pronto se ablandan, pudiendo sacar en cada uno un cabito de seda. Reunidos estos cabos, se retuercen y se enrollan a unas devanaderas, que con su movimiento rotatorio van sacando una hebra más o menos gruesa, según el número de capullos que se emplee para formarla.
Las partes correspondientes al exterior e interior salen hilachas sueltas que se aprovechan hilándolas cono si fuesen fibras de lana.
La seda es de un color amarillo pálido, beige o blan­co y tiene un revestimiento de una goma llamada sericina. Posee una delicadeza, lustre y suavidad que produce tejidos finos y brillantes.
Seda salvaje.
Sedas silvestres de mariposas no cultivadas o salvajes (yamamai, eria, fagara, anaphe). La seda salvaje, también conocida como seda cruda, tussah, shantung o honan, proviene de la variedad salvaje del gusa­no de seda. Esta seda tiene un aspecto irregular, con un tacto más rígido, y no tiene tanto lus­tre como la variedad cultivada.
Sedas de arañas.
Producto de secreción de ciertas arañas que viven en los trópicos.
Sedas marinas.
En el Adriático existe una especie que llegó a tener cierta aplicación textil en tiempos re­motos.

Fibras minerales.
En este grupo están comprendidos:
Amianto.
Es un mineral (silicato de cal, alúmina y hierro) que presenta fibras blancas y flexibles, de aspecto sedoso. Por sus condiciones tiene aplicación para hacer con él tejidos incombustibles.
Fibra de vidrio.
Cerámica.
Hilos metálicos.

Oro.
Metal amarillo, el más dúctil y maleable de todos y uno de los más pesados solo atacable por el bromo, el cloro y el agua regia, se encuentra siempre nativo en la naturaleza.
Se ha utilizado en la confección de tapices así como en la confección de telas ya solo o mezclado con lana. La primitiva muselina, originaria de Mosul era un delicado tejido de lana y oro, en el que este metal aparecía formando estrechas listas.
Plata.
Metal blanco, brillante, sonoro, dúctil y maleable, más pesado que el cobre y menos que el plomo.
Con las mismas aplicaciones que el oro.
Cobre.
Metal de color rojo pardo, brillante, maleable y dúctil, el más tenaz después del hierro, más pesado que el níquel y más duro que el oro y la plata.
Hierro.
Metal dúctil maleable y muy tenaz, de color gris azulado, que puede recibir gran pulimento y es el más empleado en la industria y en las artes.
Estos dos últimos metales, junto con aleaciones como el bronce o el latón se utilizan en la confección de redes metálicas para vallas.

FIBRAS QUÍMICAS.
Todas las materias primas textiles producidas artifi­cialmente se agrupan bajo la denominación de fibras quími­cas. A pesar del tiempo relativamente corto de su existen­cia, ocupan un lugar importante entre las fibras textiles, no solamente por sus propiedades nuevas y especiales, sino porque dada la limitación forzosa en la producción de fibras naturales, están llamadas a llenar el vacío enorme que pronto se dejará sentir frente a las necesidades de consumo que van constantemente en aumento.
Se crearon intentando imitar las propiedades de las fibras naturales.
Las fibras químicas son muy distintas entre sí y el exacto conocimiento de cada una de ellas es muy impor­tante para todo especialista, tanto más cuanto que su número es ya mucho mayor que el de las libras naturales.
Todavía no se han establecido normas generales para la clasificación y denominación de las fibras químicas, de­bido a que por el momento están todavía en un período evolutivo. Con frecuencia se barajan simultáneamente de­nominaciones antiguas y modernas dando lugar con ello a innumerables errores y confusiones.
Desde muchos puntos de vista puede considerarse como más práctica la siguiente clasificación:

Polímeros naturales:
-Celulosas regeneradas y derivados de la celulosa(polímeros naturales de base celulósica).
a). Rayones (filamentos continuos).
b). Fibras (filamentos cortados).
-Fibras artificiales de albúminas (polímeros natu­rales de base proteica).
a). Fibras químicas procedentes de albúmina animal.
b).Fibras químicas procedentes de proteínas vegetales.

Polímeros sintéticos:
-Polimerización.
-Poli condensación.
-Poli adición.

Polímeros naturales.
Bajo esta denominación se comprenden todas las fibras artificiales obtenidas por modificaciones de substancias complejas o productos naturales como la celulosa o la al­búmina. Éstas fueron las primeras fibras textiles artificia­les conocidas y hoy día se agrupan bajo el nombre gené­rico de rayón, ya sean en filamentos continuos o cortados. Menos conocidas que éstas son las fibras artificiales de al­búmina, las cuales, aunque pertenecen también a este gru­po, no han sido tan divulgadas ni utilizadas como aquéllas ni, por otra parte, se han prestado a tantos usos como las derivadas de la celulosa. Como quiera que por ahora estas fibras no han encontrado todavía un fundamento cientí­fico claro en que basar la razón de su existencia, por cuan­to su estructura dista mucho de ser semejante a la de las fibras animales, en muchos casos se sigue prefiriendo uti­lizar materias textiles artificiales que tengan propiedades más similares que éstas a las de las fibras naturales proce­dentes del reino vegetal. Así pues, en primer lugar tene­mos la celulosa, que se encuentra formando parte de los desperdicios de algodón y en grandes cantidades en la ma­dera como celulosa propiamente dicha. Asimismo, la albú­mina también puede obtenerse fácilmente a partir de pro­ductos animales y vegetales.
Las fibras más importantes de este grupo son:
-Celulosas regeneradas y derivados de la celulosa(polímeros naturales de base celulósica). Las fibras regeneradas fueron las prime­ras fibras artificiales que se produjeron, y en un intento de copiar a la naturaleza se hicieron experimentos para reprodu­cir fibras de tipo seda.
El acetato de celulosa se descubrió en 1918 al descomponer la celulosa de la madera con ácido acético y sulfúrico, pero no fue hasta los años veinte cuando se pudo obtener la fibra. Esto se consi­guió alterando el acetato por medios quí­micos para producir la fibra de triacetato de celulosa (acetato secundario). Hacia 1950 se encontraron sistemas más efi­caces de obtener el acetato de celulosa y se desarrolló la fibra Tricel. Los tejidos hechos con Tricel son brillantes o mates, tejidos o de punto y cuando se plisan con calor, conservan la forma.
a). Rayones (filamentos continuos):
-Rayón al cobre obtenido a partir de los línters (fibrillas muy cortas pegadas a las semillas de algodón, ven­didas con este nombre en los mercados internacionales) de al­godón o por refinación de la celulosa procedente de la ma­dera, mediante el procedimiento del óxido de cobre amo­niacal.
-Rayón viscosa obtenido de la celulosa de pinos y abe­tos por el denominado procedimiento de la viscosa. La viscosa de rayón se descubrió en 1892 al deshacer la pulpa de la madera (celulosa sódica) con un álcali fuerte (sulfuro de carbono). Una vez disuelta la celulosa en forma de líquido viscoso, se hace salir a presión por unos tubos capilares situados en el interior de un baño que coagula instantáneamente la celulosa, quedando convertida en finos filamentos.
Durante muchos años se utilizó como una alternativa al algodón y la seda, y tiene muchas de las propiedades de la fibra natural de la ce­lulosa al igual que el lustre brillante de la seda. Sin embargo, tiende a arrugarse mucho, pero esto se puede solventar en muchos casos combinando la viscosa con otras fibras.
-Rayón acetato obtenido a partir de línters de algodón o de la celulosa de madera refinada.
b). Fibras (filamentos cortados):
-Fibra viscosa. Es la fibra obtenida de la célula de pi­nos y abetos por el procedimiento llamado de la viscosa.
-Fibra al cobre. Es la fibra obtenida a partir de los línters de algodón o de la celulosa de madera a través del método basado en el empleo del óxido de cobre amoniacal.
-Fibra acetato. También se parte de los línters de algo­dón o de celulosa de madera, pero empleando el procedi­miento al acetato.
-Fibras artificiales de albúminas (polímeros natu­rales de base proteica).
a). Fibras químicas procedentes de albúmina animal(Lanital y Tiolán).
b). Fibras químicas procedentes de proteínas vegetales:
-Vicara (fibra norteamericana de albúmina de maíz).
-Ardil (fibra inglesa de albúmina de cacahuete).
-Sarelón (denominación norteamericana del Ardil).
-Fibra de alginato (derivada de las algas marinas).
En los últimos años la búsqueda de una fibra artificial verde ha culminado con la fabricación del Tencel, la primera nueva fibra artificial en estos treinta años. El Tencel es una viscosa producida a partir de pulpa de madera (de plantaciones medioambientales sostenibles), mezcla­da con un disolvente que puede ser reciclado después de utilizarlo. Se la ha lla­mado el camaleón de las fibras y es capaz de reproducir perfectamente las cualidades de otras fibras. Los tejidos producidos con Tencel pueden ser más fuertes que el algodón, con un tacto si­milar al terciopelo y las cualidades de drapeado de la seda.

Polímeros sintéticos.
Las fibras sintéticas son fibras derivadas del carbón o el petróleo. En los años treinta, tras el descubrimiento de las fibras regeneradas, los químicos em­pezaron a producir cadenas de políme­ros, siendo el nailon la primera que se consiguió. Lo descubrió un equipo espe­cialista creado en EE.UU. por E.I. du Pont de Nemours. En 1934 el jefe del equipo, Wallace Hume Carothers, descubrió la formación de una larga cadena de molé­culas de polímero y utilizó este principio para la formación del nailon. La síntesis de esta fibra llevó a toda una amplia gama de fibras artificiales. Al contrario de las fibras naturales, las sintéticas se pue­den producir actualmente con las carac­terísticas necesarias para satisfacer pro­pósitos específicos, y si se combinan entre ellas y con fibras naturales, las cua­lidades de las telas que se pueden produ­cir son casi infinitas. Un hallazgo reciente es el de las micro fibras, que son tan delicadas y muestran unas propiedades tales de ligereza y suavidad, que las fibras na­turales no pueden competir con ellas.
El acrílico fue descubierto en 1940 por E.I. du Pont de Nemours. Se produjo a partir de un líquido resultante del gas na­tural y el aire, y era la más similar a la lana de todas las fibras artificiales. Se puede convertir en hilos de gran grosor, cálidos y suaves. El acrílico se mezcla a menudo con otros tipos de fibras para conferir suavidad y estabilidad a un buen precio. El modacrílico es una fibra acrílica adaptada, que presenta la ventaja de tener la propiedad de retardar la llama.
Para obtener fibras totalmente sintéticas suele recurrirse a alguno de los tres procedi­mientos siguientes:
-Polimerización: es el acoplamiento, de pequeñas moléculas en cadena, las cuales, activadas por catalizadores apropiados, llegan a formar macromoléculas de tipo filamentoso sin que del proceso resulten pro­ductos secundarios.
-Poli condensación: es la unión de gran cantidad de pequeñas moléculas que llegan a formar la estructura final con pérdida de agua.
-Poli adición: es la unión química de sustancias ca­paces de reaccionar sin separación de agua, pero forman­do en cambio enlaces entre los átomos de oxígeno y los de nitrógeno.
Los polímeros sintéticos destacan esencialmente por sus propiedades y por la gran variedad de sus aplicacio­nes en relación con las fibras naturales y artificiales fabri­cadas hasta ahora. Es sorprendente su gran resistencia a la rotura y a la humedad (absorben muy poco el agua), su buena estabilidad frente a la influencia del clima (los excesivamente secos son perjudiciales por favorecer la formación de electricidad estática) y a las bacterias, así como por su resistencia a ciertos agentes químicos. Además, en mezcla con las fibras naturales y artificiales tienen la cualidad de mejorar sus propiedades. Hasta el momen­to, se han logrado las siguientes fibras sintéticas que cla­sificamos de acuerdo con su procedimiento de fabricación:

Productos de polimerización:
a) Fibras de polivinilo o simplemente vinílicas.
-PeCe, fue la primera fibra sintética conocida. Es termoplástica y se emplea principalmente para artícu­los de uso industrial.
-Fibra PCU.
-Rhovyl.
b) Fibras de poliacrilonitrilo o simplemente acrílicas.
-Orlón, se mezcla con la lana.
-PAN, es prácticamente idéntica al Orlón.
-Redón.
c) Fibras a base de mezclas de altos polímeros.
-PeCe 120. Es más resistente a la temperatura que el propio PeCe.
-Vinyon. Es una fibra norteamericana semejante al PeCe.
-Vinyon N. Es más resistente a la temperatura que el propio Vinyon.
-Dynel. Es la misma fibra de Vinyon N, pero suminis­trada bajo forma de filamento cortado, o sea "fibra" pro­piamente dicha.
-Sarán.
-Acrilán.

Productos de poli condensación:
a) Fibras poliéster.
El poliéster lo descubrió en 1941 la com­pañía británica ICI, que le dio el nombre comercial de Teryleno. El poliéster es la fibra sintética más utilizada; es resisten­te, lavable y a prueba de encogido, pero generalmente requiere un teñido a alta temperatura y presión. Se puede reciclar a partir de botellas de bebida de plástico transparente (un tejido muy popular fabricado de este modo es el forro polar). El poliéster se usa en combina­ción con otros muchos tipos de fibra y generalmente se encuentra mezclado con algodón, lino y lana.
-Terilene. Es una libra muy útil, de origen inglés.
-Dacrón. Es una fibra norteamericana muy semejante al Terileno.
b) Fibras poliamídicas. Este es el grupo de fibras sintéticas que cuenta con los componentes hasta ahora más importantes y cuyo uso está más extendido.
Originariamente conocida como nailon, la poliamida se desarrolló en Estados Unidos. Sin embargo, debido al poste­rior desarrollo de muchos tipos distintos de nailon, se cambió el nombre de la fi­bra por el de poliamida, que da una des­cripción más exacta de la estructura quí­mica de la fibra.
Estas fueron las primeras fibras que mostraron la propiedad de la elasticidad en frió (fibras que se dilatan sin que se les aplique calor) y que una vez hiladas se podían extender hasta tres o cuatro ve­ces su largo original. Durante la Segunda Guerra Mundial, esta fibra se utilizó en los paracaídas, tiendas y neumáticos, pero rápidamente su uso se extendió al género del punto y la lencería. Actual­mente existen cientos de tejidos de poliamida producidos por todo el mundo.
-Nylon es una fibra poliamídica norteamericana de notable utilidad que se presta a las más variadas apli­caciones.
-Perlón es una fibra poliamídica alemana muy pa­recida al Nylon tanto por su composición como por su uti­lidad.
-Phrilón es también una fibra de origen alemán pa­recida a las dos anteriores.
En otros países se producen ya en cantidad considera­ble otras fibras poliamídicas que se diferencian muy poco de las anteriores en sus propiedades.

Productos de poli adición:
-Perlón U se fabrica a partir de poliuretanos.
-Elastene, basado en el poliuretano, tie­ne la propiedad de extenderse y volver a su forma original con una gran versatili­dad. Se puede teñir fácilmente y se utili­za, combinado con otras fi­bras, en tejidos elásticos como los de los trajes de baño (ejemplos bien conocidos son Spandex y Lycra).
-Poli­propileno, se utiliza principalmente en ro­pas de deporte y prendas de altas presta­ciones (forro polar).
-Cloro fibras, como el PVC (cloruro de poli-vinilo), se utilizaron principalmente duran­te los sesenta en prendas de moda.
Como ya hemos dicho, el proceso de los polímeros sin­téticos está aún en constante desarrollo, por lo cual no pue­de apreciarse todavía el resultado definitivo. No es proba­ble que llegue a fabricarse una fibra universal, pero, con todo, parece seguro que a través de los constantes ensayos que se verifican se llegará a perfeccionar algunas de las fibras sintéticas ya conocidas, haciéndolas más apropiadas para determinados usos.

Tipos de fibras (resumen)

FIBRAS NATURALES
Celulosa:
Algodón, cáñamo, yute, lino, ortiga, piña, ramio, sisal.
Proteínas:
Alpaca, angora, pelo de camello, cachemir, mohair, seda, lana.
Mineral:
Amianto, carbón, cerámica, vidrio, metal.

FIBRAS ARTIFICIALES
Polímeros naturales y regenerados:
Alginato, acetato de celulosa, triacetato de celulosa, rayón cupramonio, Modal, caucho, Tencel, viscosa de rayón.
Sintéticas:
Acrílicos y modacrílico, clorofibras, elastene, poliamida, polipropileno, poliéster, polietileno.

Identificación de fibras.
La manera más sencilla de identificar las fibras es por la vis­ta, el tacto y la prueba del quemado. Si el hilo es un filamento continuo, puede ser seda o fibra artificial. Una fibra de lar­go irregular sugiere una fibra natural, mientras que un largo regular sugiere una fibra artificial; la lana suele tener un aspecto peludo, mientras que el rayón es probable que sea brillante. El tacto también proporciona indicios de la fibra que compone un tejido. La lana se siente cálida, el lino da una sensación de fres­cor, la seda es fina y la angora es suave.
La prueba del quemado es una buena manera de identificar las fibras. Antes de empezar se debe separar la trama y la urdimbre en las telas tejidas, y siem­pre que sea posible, los hilos en un teji­do de punto. Los puntos a analizar son:
-Si las fibras se queman o se funden.
-La velocidad del quemado.
-El tipo de llama.
-El tipo de humo.
-El olor que desprende.
-El tipo de ceniza o residuo.

2 TAPIZ

"Los tapices son las toallas en que el tiempo se limpia las manos".
Ramón Gómez de la Serna. Greguerías

GENERALIDADES.
Programa.
OBJETIVOS:
-Conocer los tipos de telares de alto lizo, su estructura y su funcionamiento.
-Saber montar el telar de alto lizo para la realización de tapices (cálculo de urdimbre, urdido, montaje de la urdimbre en el telar y lizado).
-Definir los ligamentos básicos y desarrollar la destreza necesaria para su correcta utilización.
-Analizar la elaboración de cartones para tapiz.
-Analizar y aplicar las formas de rematar, acabados y sistemas de instalación de los tapices.
-Determinar los requerimientos ergonómicos del puesto de trabajo.
CONTENIDOS:
1.Telares de alto lizo.
-Tipología y estructura.
-Funcionamiento.
-Urdido y lizado para tapiz.
2.Ligamentos básicos.
-Definición de ligamento y clasificación.
3.Cartones para tapiz.
-Características y peculiaridades.
4.Remates y acabados de tapices.
5.Requerimientos ergonómicos del puesto de trabajo.
DURACIÓN:
40 horas.
ACTIVIDADES:
Realización de un tapiz de 80 cm. de alto por 40 cm. de ancho, en el cual se incluirá: tafetán, derivados de tafetán, trapiel, sarga, derivados de sarga. Rematado y acabado. Necesaria realización de cartón.
CRITERIOS DE EVALUACIÓN:
-Conocer los tipos de telares de alto lizo, su estructura y su funcionamiento.
-Saber montar el telar de alto lizo para la realización de tapices.
-Realizar correctamente un tejido aplicando los ligamentos básicos (tafetán y sus derivados, sarga y sus derivados).
-Aplicar cartones para tapiz y aprender la técnica del trapiel.
-Ultimar un tejido con las formas de rematar, acabados y sistemas de instalación de los tapices.
-Valorar y conocer los requerimientos ergonómicos del puesto de trabajo.
Refranes.
-Urdir y tejer no puede a un tiempo ser.
Diccionario de la Real Academia de la Lengua Española
tapiz. (Del fr. tapis, y este del lat. *tapitium.) m. Paño grande, tejido de la lana o seda, y algunas veces de oro y plata, en que se copian cuadros de historia, países, blasones, etc., y sirve como abrigo y adorno de las paredes o como paramento de cualquier otra cosa. arrancado de un tapiz, fíg. Dícese de la persona que tiene aspecto extraño.
Simbología.
Tejido.
La expresión “trama de la vida” habla con elo­cuencia sobre el simbolismo del tejido. No só­lo se trata de las ideas de ligar e incrementar por medio de la mezcla de dos elementos (trama y urdimbre, pasivo y activo), ni de que el acto de tejer sea equivalente a crear, sino de que, para cierta intuición mística de lo fenoménico, el mundo dado aparece como un telón que ocul­ta la visión de lo verdadero y lo profundo, Por­firio dijo: «Los cielos eran llamados por los antiguos "el velo" porque forman de alguna suerte el vestido de los dioses». Platón había di­cho: «El Demiurgo único encarga a los de­miurgos secundarios (dioses de la mitología) ligar por medio de un tejido simbólico lo in­mortal a lo que es mortal». Aquí se integra, además del simbolismo del tejido, el de Géminis (composición dual de todo lo existente, con una parte inmortal y otra mortal). En relación con el significado del tejido, Plutarco indica que Isis inventó el oficio de tejer, con la ayuda de su hermana Nephtys. La leyenda, de Penélope y de su velo se halla en relación con este simbolismo. Guénon interpreta trama y urdimbre como equivalentes de las líneas hori­zontal y vertical de la cruz cósmica. La segun­da de estas líneas expresa los diversos estados del ser, y la primera el grado de desarrollo de esos estados. Alude también a la identificación de ambos elementos con los principios mascu­lino y femenino. Y dice que por ello en las Upanishads, el Supremo Brahma es designado como “Aquel sobre quien los mundos están te­jidos, como urdimbre y trama”. Por otro lado, para los taoístas, la alternancia de vida y muer­te, condensación y disolución, predominio de Yang o de Yin, son como el vaivén de los dos elementos del tejido. Además de este sen­tido esencial de todo tejido, una tela tiene los significados simbólicos que derivan de su color, forma y finalidad, si es que ha sido dotada de ésta. Incluso se señala que, en ciertos tipos de tejido, la ornamentación pudo tener un fin eso­térico; Piobb, en relación con los tejidos esco­ceses. Los dibujos ornamentales expresan lo mismo tanto si se hallan en un tejido como si aparecen labrados en la piedra o pintados en una miniatura; se estudian en simbolismo grá­fico. El velo, como forma elemental de tejido y de vestidura, simboliza la envoltura de algo, es decir, la materia. Los siete velos de la danza de Salomé o del mito de Ishtar corresponden a los siete cielos planetarios y a los influjos corres­pondientes.(*)

Tejido.
Los tejidos ofrecen una simbología que deriva de su función, forma y colores, pero todos ellos comparten una serie de características comunes de la tradicional comparación entre la vida y un hilo o teji­do. Por ello, tejer es crear una vida, y este sentido es patente tanto en la tradición grecolatina como en el Islam o las culturas africanas. Para buscar el origen de esa aso­ciación, en lo primero que debemos dete­nernos es en que esta actividad constituye una labor económica y social importantí­sima y muy antigua. La división sexista del trabajo, derivada de los requisitos del em­barazo y la lactancia, condujo a que las so­ciedades cazadoras y recolectoras dejaran esta actividad en manos de la mujer. Así, el tejido recibe simbólicamente de ella la capacidad generativa. Además, los hilos del tejido ofrecen la posibilidad de equipa­rarlos a las diferentes situaciones que se entrecruzan para conformar la realidad úl­tima vivida por el individuo. Todo ello se conjuga para crear este símbolo, el de la vida como tejido que se compone poco a poco, pero que desgraciadamente puede ser cortado y despedazado en cualquier momento. El mismo simbolismo que aquí vemos se puede aplicar a la telaraña, aun­que ésta recibe también la influencia de la rueda y el Sol.(****)

Tejer.
La acción de tejer representa fundamentalmen­te la creación y la vida, sobre todo ésta en sus aspectos de conservación y multiplicación o crecimiento. Este sentido era conocido y apli­cado con fines mágicos y religiosos en Egipto y en las culturas precolombinas del Perú.(*)
Los tapices contagiosos.
El palacio del Emperador tenía los mejores tapices del mundo, tejidos con la vida grisácea hasta el delirio de los grandes artistas del tapiz.
Rubios artistas flamencos habían ido tejiendo aque­llos tapices, libertándose en ellos de su vida, perdiéndose en sus hilos.
Esa cosa de cenizas de vidas que tienen los tapices, estaba más esclavizada en los tapices del Emperador. Toda una batalla de generaciones derruidas se veía en ellos, y el polvo de los muertos daba el gran tono pardo descolorido a sus escenas.
Cada tapiz era una empalizada de cadáveres y no tenía ninguna importancia que representase escenas de amor, porque su fondo era la mortandad gris.
Timbres que comunicaban lo sucedido con los cementerios, hilos que eran de llamada a lo remoto, temblores de telón sobre los cipreses, eran las sospechas que se articulaban frente a los suntuosos tapices que pesaban fanegas de tierra, tanto que alguno, de inmenso que era, parecía propiedad inmueble, y en él se ponía en pie la llanura del pasado.
Para los grandes acontecimientos el Emperador prestaba aquellos tapices en que pesaba elefantiásicamente la piel curtida del pasado, el último residuo del hilo ariádnico de otros días.
En los rumores de las catedrales, en el antepecho de los paraninfos, en la asamblea de los próceres, en la exposición de artista malparidor de grandes y bochorno­sas esculturas en que se aprendía a abominar de la figura humana, en toda solemnidad o apertura apare­cían los tapices hechos con nervios y esperanzas religio­sas del pasado, aparentes acuarios de últimos suspiros, verdaderas momias de la telambre con trenzado de luces y horas innumerables y remotas.
¡Qué llenos de miércoles de ceniza estaban aquellos dinosáuricos paramentos!
En ellos se sonaba la nariz Cronos, y eran sus viejos pañuelos colgados al sequen como pañuelos de catarroso.
Todos los sucesos del imperio sucedían como a vista de pájaro bajo aquellos inmensos tapices cuyos tipos de tamaño sobrenatural imponían vasallaje a lo que sucedía bajo su exhibición.
Cuando el acto era un poco suspecto, por más que sus organizadores hubieran incurrido en la cortesanía de pedir los tapices al Emperador, éste enviaba el tapiz de Hércules en que éste levantaba simbólicamente la Clava sobre los circunstantes, y aplastaba el acto. De nada servían los discursos tendenciosos frente a aquel Hércules apabullante.
Inmensos lienzos de Verónica de lo que sucedió, lo que de más grave tenían es que habiendo estado apo­sentados durante siglos en los salones de la dinastía tuberculosa, estaban saturados de la más aguda tuberculosis.
Esto nadie lo sospechaba, pero aquellos tapices esponjosos y absorbentes que habían estado en las alcobas y gabinetes de todos los Máximos (desde el I al XXI), iban contagiando la tuberculosis a la corte.
Ejercían el contagio como preeminencia principal soplaban microbios sobre todos los reunidos y sobre los públicos que concurrían a asambleas y exposiciones.
El país se tuberculizaba por causa de aquellos grandes telones tristes que ponían decoración macabra a toda apertura solemne.
Ramón Gómez de la Serna(Otras fantasmagorías).
La tela de Penélope, o quién engaña a quién.
Hace muchos años vivía en Grecia un hombre llamado Ulises (quien a pesar de ser bastante sabio era muy astuto), casado con Penélope, mujer bella y singularmente dotada cuyo único defecto era su des­medida afición a tejer, costumbre gracias a la cual pudo pasar sola largas temporadas.
Dice la leyenda que en cada ocasión en que Uli­ses con su astucia observaba que a pesar de sus prohi­biciones ella se disponía una vez más a iniciar uno de sus interminables tejidos, se le podía ver por las no­ches preparando a hurtadillas sus botas y una buena barca, hasta que sin decirle nada se iba a recorrer el mundo y a buscarse a sí mismo.
De esta manera ella conseguía mantenerlo ale­jado mientras coqueteaba con sus pretendientes, ha­ciéndoles creer que tejía mientras Ulises viajaba y no que Ulises viajaba mientras ella tejía, como pudo haber imaginado Homero, que, como se sabe, a veces dormía y no se daba cuenta de nada.
Augusto Monterroso
Breve historia del Tapiz.
A lo largo de los siglos, la técnica tradicional del tapiz ha variado poco. Su fabricación se basa en el entrecruzamiento, hecho a mano, de hilos de urdimbre y de trama. Los de trama, de colores, recubren a los de urdimbre que sirven como armazón. Puede ejecutarse en un telar de lizo alto o bajo. La distinción entre estas dos técnicas consiste básica­mente en la posición de la urdimbre (horizontal en el lizo bajo, vertical en el lizo alto) y de los lizos.
El primero de estos sistemas (lizo alto) implica una particular construcción de los telares y entraña gestos característicos en el tejido. Pero en ambos, el tejido presenta un aspecto casi idéntico, y los tejedores de una y otra técnica disponen de los mismos medios para trasladar a la hebra el dibujo, el volumen, el modelado y la gradación de tonos. Los medios principales son los «a bandas», o manchas yuxtapuestas de colores que se disponen a modo de mosaico, y los «batanados» y sombreados, que, alternando «pasadas» de diversos colores obtienen una transición gradual de los tonos y permiten plasmar el modelado. El tejedor, al repetir las «pasadas» (idas y vueltas del hilo de trama a través del hilo de urdimbre) crea el dibujo del tapiz al tiempo fabrica el tejido. La tapicería no es ni labor de cañamazo ni de bordado. No produce obras únicas, ya que pueden tejerse varios ejemplares de un mismo cartón, pero cada producción es una pieza original.

El cartón o «gran patrón», según el término utilizado en la Edad Media, constituye el modelo en tamaño natural que el tejido debe realizar. Es el punto de partida de los tapices tradicionales. Con respecto a los cartones pueden darse diferentes casos:
-Cartón inspirado por un modelo. El modelo (pintura, dibujo, grabado, miniatura...) no se concibió necesariamente para ser tejido. A partir de este modelo un pintor realizará el cartón que los tejedores utilizarán pora la ejecución del tapiz. Así, Jean de Bondol, llamado Hannequin de Brujas, pintor de los cartones de los doseles del Apocalipsis, se inspiró en miniaturas de manuscritos. Los dibujos de Antoine Carón para ilustrar el manuscrito de Nicolás Houel de la Historia de Artemisa son el origen de los cartones que ejecutó Henry Lerambert y Laurent Guyot. Jean Baptiste Monnoyer creó, tomando como modelo una composición grabada de Jean Bérain, las colgaduras de los Grutescos tejidas en Beauvais. Algunas veces, el punto de partida fue una obra de carácter más monumental: éste es el caso del decorado de la galería de Fontainebleau, tomada por modelo por Claude Baudouin, quien pintó los modelos que sirvieron para tejer la Galería de Francisco I. El dosel de Renaud y Armide fue ejecutado en base a pinturas de Simón Vouet para el palacio de Bullion; el tapiz de las Musas fue tomado del techo del Salón de las Musas que Le Brun pintó en Vaux-le-Vicomte.
-El cartón original. Es el concebido y realizado enteramente por el propio creador. Citemos los cartones de Rafael para los Hechos de los Apóstoles (Londres), el de Charles Natoire para la Historia de Don Quijote (Compiégne), el de Jean Baptiste Oudry para las Cacerías reales (Louvre y Fontainebleau), los de Goya (Prado) para los tapices tejidos en la Real Fábrica de Tapices, el de Dufy para el mobiliario París (París, Mobiliario Nacional), el de Matisse para Polinesia (París, M.N.A.M.) y otros muchos ejemplos semejantes. Hay que tener en cuenta que los cartones que Rafael pintó en 1515 y 1516 contribuyeron a orientar el tapiz hacia una obediencia más completa a las reglas y a los procedimientos de la pintura. En el siglo XV, el cartón para tapices se limitaba a una grisalla y quedaba a cargo del tejedor el disponer la coloración. Para ello disponía de colores simples de origen vegetal (pastel para azules; gualda, para amarillos, granza para rojos) o animal (insectos triturados y quermes para el escarlata).
-El cartón ejecutado a partir de un pequeño patrón o maqueta. En este caso, el creador se ocupa únicamente de la elaboración de un modelo a escala reducida -esbozo o dibujo- y un pintor diferente se encarga de ejecutar el cartón. Charles Le Brun ejecutaba dibujos para tapices, pero los cartones de estos dibujos quedaban a cargo de pintores de la fábrica de los Gobelinos, especializados en este género. Los esbozos de Francois Boucher (museo de Besanfon) permitieron a Du Mons pintar los cartones para los doseles de Chinería, tejidos en Beauvais. Recientemente, Pierre Baudouin ha sabido trasladar, en función de la técnica y la materia propias del tapiz, las obras de Le Corbusier, Picasso y Braque.
-En nuestros días, el cartón puede pintarse al óleo o a gouache sobre tela, cartón o papel; Henri Matisse utilizó el procedimiento de papeles encolados para sus cartones de los tapices de Polinesia (Beauvais, 1946). También puede ocurrir que el cartón esté sólo dibujado, en cuyo caso se numeran las diferentes zonas y los colores se indican por medio de un número que remite a una determinada gama. Esta es la técnica que ha perfeccionado Fierre Lurçat (sus cartones se hallan a la vez numerados y someramente pintados a gouache). Por último, el cartón puede limitarse a una fotografía aumentada, en blanco y negro, de la maqueta coloreada de artista, sirviendo esta última de referencia en el curso del tejido.
El calco del cartón permite al tejedor de telares de lizo alto trazar, sobre los hilos de la urdimbre, puntos de referencia que corresponden a las líneas principales de la composición. En el lizo bajo, este calco se sitúa y se fija bajo la urdimbre (innovación introducida en los talleres de lizo bajo de la fábrica de los Gobelinos a partir de 1750, para evitar que los cartones se cortaran en tiras estrechas y que la obra se encuentre invertida). En uno u otro caso, el cartón sirve de referencia para el colorido.
La dirección del tejido varía en función de razones materiales (en un tapiz de grandes dimensiones, solo el lado pequeño corresponde a la longitud del plegador), o bien, en función de consideraciones estéticas, siendo normalmente el dibujo el que impone el sentido del tejido. Así, un tapiz terminado puede ser vertical (tapiz tejido en posición de encoletado) u horizontal.

LOS GRANDES CENTROS PRODUCTORES DE TAPICES.
La técnica del tapiz es conocida y practicada desde la Antigüedad (Mesopotamia, Grecia). Los tapices coptos, «descansos» entre la Antigüedad y la Edad Media, constituyen el conjunto más antiguo que se conoce (vestiduras, frag­mentos de tejidos del mobiliario o colgaduras que van del siglo III al siglo XII d. C.). Los tejedores coptos hicieron progresar la técnica de los tapices al introducir procedimientos como los «resaltes», los «redondeados» y los batanados de colores.

Principales talleres de los siglos XIV-XVI (París, Arras, Tournai y Bruselas). En Europa, los inicios del arte de los tejedores se remontan a la época de la Alta Edad Media; sin embargo, los ejemplares más antiguos que se conservan son los tapices de San Gereón, tejido, según se cree, en Colonia a finales del siglo XI (Londres, V.A.M.; Lyon, museos de Tejidos), y los tres de la catedral de Halberstadt, obras realizadas hacia 1200 con la técnica del punto anudado y cortado, en un taller monástico, el convento de Qeddlinburg (Alemania). Pero la gran época de los tapices comenzó en la segunda mitad del siglo XIV. A partir de esta época, la obra tejida, ornamento de los castillos o las iglesias, tuvo una importancia considerable. París y Arras fueron los primeros y principales centros. A estos centros les sucedieron los de Tounai y Bruselas.
Determinar el lugar de ejecución de los tapices es delicado dada la ausencia de documentos o archivos al respecto. También es difícil establecer una distinción entre las producciones de los diversos centros. En cuanto al origen de los cartones, es frecuente que no se conozca el nombre del pintor que lo realizó.
En París, a los tapices con dibujos geométricos, motivos heráldicos o decorados con enramados y pequeños animales (mencionados en documentos), suceden, hacia 1360, colgaduras con «imágenes» de temas donde se representa una historia. El duque de Anjou, hermano de Carlos V, encargó al artesano parisino Nicolás Bataille, el tapiz del Apocalipsis (Angers, museo de Tapices), que constituye la obra más célebre del siglo. Su ejecución siguiendo los patrones del pintor del rey, Hannequin de Brujas (Jean de Bondol), elaborados a partir de miniaturas de manuscritos, tuvo lugar entre 1377 y 1380. Las colgaduras de los Nueve Paladines (Nueva York, Cloisters) se atribuyen verosímilmente a los talleres parisinos y se sitúan hacia 1385.
Aunque el único tapiz que se conserva de los talleres de Arras, es el de la Historia de san Piat y san Eleuterío (catedral de Tournai), que data de 1402, se sabe que los talleres de tejidos de aquella ciudad gozaron de renombre universal. En el siglo XIV, Arras rivalizaba con París en este arte. (La expresión «paño de Arras» se utilizaba en los siglos XV y XVI como sinónimo de «tapiz» en numerosos países. Todavía en Italia se llama a la obra tejida «arrazo», en Polonia «arras»...) Pero París, en la primera mitad del siglo XV, perdió su lugar en esta rivalidad, a causa de las ocupaciones inglesas, y Arras se convirtió en el centro principal. A sus talleres se atribuye la ejecución en los últimos años del siglo XIV (según J. Lestocquoy, la fecha sería 1384) de la Gesta de Jourdain de Blaye (Padua, Museo Cívico), obra que por su sentido del espacio anunciaba ya el siglo XV. La Anunciación (Metropolitan Museum), que parece fue tejida en Arras a principios del siglo XV, se ha apuntado como posible autor al pintor flamenco Melchior Broederlam (conocido entre 1381 y 1409), quien habría producido «pequeños patrones» de tapices para la esposa de Felipe III el Atrevido. Pero esta hipótesis no tiene hoy quien la sostenga. Se sabe que artistas de diversos países elaboraban modelos para los talleres de tejidos. El autor de este cartón (italiano, según algunos historiadores) pertenecía en todo caso al estilo gótico internacional. No debe excluirse la atribución a un pintor del norte de España (N. Reynaud).
Los cuatro paneles de las Parti­das de caza del duque del Devonshire (Londres, V. A. M.), probablemente fueron tejidos en Arras alrededor de 1420. Inspiradas en las iluminaciones de los Tratados de Caza de Gastón Phébus, estas piezas muestran las relaciones entre el arte de los tejedores y el de la miniatura.
En algunas tapicerías se discute su origen, las opiniones se dividen entre Arras y Tournai. Esto ocurre con la Vida de san Pedro (Beauvais, catedral; París, museo de Cluny; Boston, M. F. A.), concluida en 1460 y regalada a la catedral de Beauvais por el obispo Guillaume de Hellande. Tapices de tema bíblico o legendario surgen de los talleres de Tournai, que sustituyen a los de Arras a mediados del siglo XV: dosel de Gedeón (desaparecido a finales del siglo XVIII), encargado por el duque de Borgoña, Felipe el Bueno, en 1449 y tejida con cartones de un pintor de Arras, Baudouin de Bailleul; dosel de la Guerra de Troya (Londres, V.A.M.; Zamora, catedral; Metropolitan Museum; Montreal, museo de Bellas Artes; diversas col. parí), de hacia 1470 y basada en los dibujos de Henri de Vulcop (pintor conocido entre 1446 y 1470), pintor e iluminador en la corte de Carlos VIl y que sirve para ilustrar el gusto predominante de esta época: intenso movimiento, gestos vigorosos, y numerosas figuras, lo que contrasta con las piezas del siglo anterior, de composición sobria y personajes poco numerosos.
A finales del siglo XV, las obras más notables surgieron de los talleres de Bruselas, a los que se atribuye el Torneo (museo de Valenciennes), cuya composición en diferentes planos se halla encuadrada por un suntuoso margen que recuerda a los tejidos italianos. También se ha creído originario de Bruselas el tapiz de la Caza del Unicornio (Nueva York, Cloisters), con respecto al cual se ha propuesto recientemente la tesis de que el autor de los modelos sería un discípulo de Vulcop, un artista anónimo al que se da el nombre de Maestro de Ana de Bretaña o también de Maestro de la Caza del unicornio (G. Souchal). Dos piezas de esta Caza pertenecen al tipo de tapices «milflores» (las figuras se destacan sobre fondos completamente sembrados de flores), que gozaron de gran estima en el siglo XV. Entre las colgaduras más bellas es preciso citar la célebre Dama del unicornio (París, museo de Cluny), recientemente atribuida a un discípulo de Vulcop (N. Reynaud); también son dignos de mención el Narciso (Boston, M.F.A.) y Semíramis (museo de Honolulú). El lugar de ejecución de las tapicerías «milflores» es incierto. Durante mucho tiempo se tuvo la hipótesis de que se debían a talleres de las orillas del Loira, talleres nómadas que se habrían establecido en las proximidades de los lugares de residencia temporal de la Corte. Pero actualmente esa teoría se ha abandonado. Se sabe que el milflores del escudo de armas del duque de Borgoña, Felipe el Bueno (Berna, Historisches Museum), procedía de un taller de Bruselas (1466) y que puede atribuirse a Tournai los milflores de las armas de Jean de Daillon (Mon-tacute House, Yeovil, Somerset, The National Trust) y de John Dynham (Nueva York, Cloisters). Parece evidente que estos tapices milflores no constituían un grupo homogéneo y que se producían en distintos centros. Algunas piezas, las más notables, reflejan la existencia de un cartón ejecutado por algún pintor. Otras, más raras y de calidad mediocre, eran el resultado del trabajo de los tejedores, quienes disponían, sobre fondo de flores, a los personajes, sin preo­cuparse demasiado por la composición, utilizando un dibujo bastante ordinario y sin que las figuras guardaran relación. Estas prácticas de los tejedores originaron un litigio en Bruselas, en 1476, entre el gremio de éstos y el de pintores.
Un nuevo estilo, afín a la pintura apareció entonces en los tapices. Los tejedores de Bruselas ejecutaron sus tejidos con modelos elaborados por los pintores y supieron trasladar estas obras admirablemente, con un virtuosismo excepcional y, en ocasiones, con singular elegancia (once hilos por centímetro para las Tres Coronaciones): Adoración de los Magos, Tres Coronaciones (Sens, tesoro de la catedral), Anunciación y adoración de los Magos (París, museo de los Gobelinos) y Virgen del canastillo (Madrid, museo Arqueológico). De este modo nacía una tendencia nueva que iba a conducir a la sumisión del tapiz a las reglas de la pintura, pues estas obras eran ya auténticos cuadros tejidos, en los que se reconoce la influencia de grandes pintores flamencos, tales como Van der Weyden, Memling o Quintín Metsys. Se sugirió el nombre de este último artista a propósito del tapiz de la Vida de Cristo y de la Virgen (Aix-en-Provence, catedral), ejecutado en Bruselas en 1511, para la catedral de Canterbury.
A partir de entonces, los talleres de Bruselas sobrepasa­ron, en calidad y cantidad de producción, a todos los demás: Tournai, Brujas, Audenarde, Amberes... Entre las producciones más importantes y más famosas mencionaremos la Leyenda de Herkenbald (Berna, Historisches Museum), sobre «pequeños patrones» de Jan Van Roome (1513), la Historia de David y Betsabé (hacia 1510-1515; castillo de Ecouen), que también se atribuye a Van Roome, y Nuestra Señora de Sablón (Leningrado, Ermitage; Bruselas, museo municipal, M.R.B.A.; Saint-Jean-Cap-Ferrat, museo Isla de Francia), tejida entre 1516 y 1518 sobre modelos atribuidos a Barend Van Orley.
A los tradicionales márgenes de flores de los tapices de Bruselas vienen a sumarse nuevos enmarcamientos, como motivos extraídos del repertorio decorativo del Renacimiento: cuernos de la abundancia, hojas de acanto, vasos (tapices de armas de Luisa de Saboya y Francisco de Angulema, hacia 1512, Boston, M.F.A.), arabescos, perfiles de guerreros (Nuestra Señora de Sablón).
La influencia italiana, limitada en un principio por los detalles ornamentales, se consolida con la ejecución de la célebre colgadura de los Hechos de los Apóstoles (Vaticano), destinada a la capilla Sixtina y encargada por el papa León X a Bruselas (1516-1519); fue tejida por Pieter Van Aest con cartones de Rafael (Londres, V. A.M.). La manufactura de Mortlake, fundada por Jacobo I Estuardo con artesanos flamencos, tejió estos modelos en repetidas ocasiones. El Mobiliario Nacional de París conserva la primera serie, adquirida por Mazarino en la venta de las colecciones de Carlos I. Se trata de una obra crucial en la historia de los tapices (especialmente por la introducción de este arte de la perspectiva al modo italiano, de arabescos y grutescos), que gozó de un éxito inmenso y universal. Los encargos afluyeron y toda Europa se abasteció en Bruselas, que tuvo una influencia preponderante. Si bien existen numerosas obras (Fractus Belli, Grutescos de León X, Triunfo de los dioses e Historia de Moisés) que muestran el encasillamiento de los tejedores en composiciones de Rafael y de su taller (Giulio Romano, Giovanni da Udine y Pierino del Vaga), también existió un pintor como Barend Van Orley que no jugó un papel menos importante que el de Rafael con respecto a los talleres de tapices. Profundamente influido por el espíritu italianizante, adaptó éste al espíritu flamenco. Entre los modelos realizados por este artista podemos citar la colgadura de la Pasión (Washington, N.G.; España, Patrimonio Nacional; París, museo Jacquemart André) y las Partidas de caza de Maximiliano (Louvre). La actividad de los talleres de Bruselas continuó durante todo el siglo, de lo que es un destacado testimonio el importantísimo conjunto de tapices del castillo de Wawel en Cracovia (algunas sobre patrones de Michiel Coxcie), ejecutado entre 1548 y 1560 para el rey de Polonia Segismundo Augusto: también es muy famosa la colgadura de las Fiestas de los Valois (Uffizi), tejida entre 1582 y 1585, con cartones que suelen atribuirse a Lucas de Heere; los dibujos de Antoíne Carón (Louvre) son el origen de estas composiciones.

Los tejedores flamencos en Italia. La Reforma provocó la marcha de numerosos tejedores y su dispersión por diversos países. Acogidos en las cortes extranjeras, constituyeron talleres en ellas. Así, los artesanos tapiceros flamencos trabajaron en Ferrara para el duque de Este; del período principal de este taller, que comenzó a funcionar en 1436, citaremos los tapices con patrones de Battista Dossi (Cestas de verduras, hacia 1544, París, museo de Artes Decorativas; las Metamorfosis de Ovidio, 1545, Louvre).
En Florencia, los tejedores flamencos (entre los que so­bresalían Giovanni Rost y Nicolás Karcher) ejecutaron tapices sobre cartones de Bronzino y Pontormo (Historia de José, 1546-1553, Florencia, Palazzo Veechio; Roma, Palacio del Quirinal), Bacchiacca (Grutescos, 1549; los Meses 1552-1553, Florencia, Soprintendezaalle Gallerie), Salviati (Lot huyendo de Sodoma, París, Mobiliario nacional; el Banquete, castillo de Oiron).
Bruselas en el siglo XVII. La emigración de los tejedores entrañó un cierto declive de los talleres de esta ciudad. Sin embargo recuperaron su auge en el siglo XVII gracias a Rubens, cuyos suntuosos cartones no hicieron sino consagrar la sumisión del tapiz a la gran pintura: Historia de Decio Mure (principalmente en Bruselas, M.R.B. A.; pinturas en la col. Licchtenstein de Vaduz), Apoteosis de la Eucaristía (1625-1626, el primer tapiz realizado fue enviado en 1628 al convento de las Descalzas Reales de Madrid, de donde no ha salido nunca; dos cartones en el museo de Valenciennes; esbozos sobre todo en el Prado); Historia de Aquiles, (hacia 1630-1632, palacio ducal de Vila Vicosa, en Portugal, y museo de Kassel; esbozos sobre todo en el B.V.B. de Rotterdam y cartones en el museo del Prado).
También Jordaens fue autor de soberbios cartones, donde rivalizó con Rubens en su despliegue barroco: Historia de Alejandro Magno (Milán, Palazzo Marino), Escenas de la vida en el campo (Hardwick Hall, Derbyshire; Viena, K. M.), la Educación ecuestre (Viena, K. M.), Proverbios flamencos (Tarragona, museo Diocesano; cartones en el Louvre) e Historia de Carlomagno (Roma, palacio del Quirinal; cartones en el Louvre).

Fontainebleau y París en el siglo XVI. Francisco I, muy amante de los tapices, adquirió en Bruselas piezas muy importantes (los Devys de Hieronyme, sobre modelos del Bosco; los Hechos de los Apóstoles, la Historia de Escipión y Mois Lucas). Pero, hacia 1540, este soberano instaló en Fontainebleau a tejedores parisinos que realizaron los tejidos de la Galería de Francisco I (Viena, K. M.). Según parece, este taller tuvo una existencia efímera, motivada tan sólo por el volumen de ese gran encargo (tal vez destinado a Carlos V) que nació del deseo del monarca de reproducir fielmente la galería que, a partir de 1534, había hecho decorar en el castillo de Fontainebleau, decoración que encargó a Rosso y a Primaticcio. Las ornamentaciones de Primaticcio inspiraron a Jean Coussin los márgenes de la Historia de san Mames (Langres, Catedral; Louvre), cuyos cartones entregó en 1544 a dos tejedores parisinos: Pierre Blase II y Jacques Langlois.
Algunos años más tarde, en 1551, Enrique II estableció en París, en la calle Saint-Denis, un taller situado en el hospital de la Trinidad. A este taller se atribuye, sin ninguna prueba, el tapiz de la Historia de Diana (Castillo de Anet; Rouen, Museo departamental de Antigüedades; Metropolitan Museum), destinado a adornar el castillo de Anet y ejecutado en 1550 y 1560, quizá sobre cartones de Lúea Penni. Pero actualmente sólo puede asegurarse con entera certeza que fueron producciones de este taller dos fragmentos de la Vida de Cristo (sobre modelo de Lerambert, obra encargada en 1584), una cabeza de San Pedro (París, museo de Cluny) y una cabeza de Cristo (París, museo de los Gobelinos).
Algunas piezas decoradas con arabescos, como Cibeles y Flora (París, Mobiliario Nacional), probablemente tejidas en la Trinidad, muestran la influencia que ejerció el Libro de los Grutescos (1566) de Jacques Androuet Du Cerceau, quien brindó al arte de los tapices una nueva fuente de inspiración al «divulgar» las decoraciones de Fontainebleau.

Los talleres parisinos en el siglo XVII. Corresponde a Enrique IV el mérito de haber sido el instaurador de los talleres de tapices de París. En 1597 estableció una manufactura en una mansión, sede de los jesuítas, de la calle Saint Antoine. Dirigida por Girard Laurent, a quien más tarde se uniría Maurice Debout (artesano éste que provenía de la Trinidad), muy pronto fue trasladada a la galería del Louvre (instalación oficial en 1608). Una de las primeras realizaciones de este taller fue la Historia de Diana (París, Mobiliario Nacional), ejecutada en parte sobre dibujos de Toussaint Dubreuil, quien se inspiró en los tapices de Anet. Esta pieza fue realizada de nuevo por los talleres del arrabal de Saint Marcel, donde se habían instalado los flamencos traídos por el rey, Marc y Jeróme de Comans, así como Francois de la Planche; fue en ese mismo lugar donde fundaron el primer taller de los Gobelinos. En 1633, el hijo de Franfois de la Planche se instaló en el arrabal de Saint Germain, en la calle de la Chaise. La producción de estos talleres parisinos fue abundante y de elevada calidad.
Henri Lerambert, nombrado por Enrique IV «pintor de los tapices reales», fue el autor de los cartones (pintados al óleo o dibujados a gran formato) de las dos célebres colgaduras de la Historia de Artemisa, basadas en pinturas de Antoine Carón, y de la Historia de Coriolano, tejidas ambas hacia 1600 en los talleres del Louvre y reproducidos posteriormente por los del arrabal de Saint Marcel. Guillaume Dumée y Laurent Guyot sucedieron a Lerambert. A los diferentes talleres parisinos, que frecuentemente explotaban los mismos cartones, pertenece también la ejecución de Psiquis (París, Mobiliario Nacional), fabricada en base al tapiz previo de Michiel Coxcie, producido en Bruselas para Francisco I.
Deseoso de renovar los modelos, que se repetían con excesiva frecuencia, Luis XIII encargó en 1622 a Rubens la Historia de Constantino (París, Mobiliario Nacional). El primer ejemplar (Filadelfia, Museum of Art), que tuvo un éxito considerable, fue ofrecido por el rey al cardenal legado Barberini en 1625. Este último encargó a un tejedor francés, Jacques de La Riviére, que dirigiese los talleres romanos, que trabajaron sobre modelos de Pietro da Cortona, Poussin (Historia de Escipión) y Romanelli (Misterios de la vida y de la muerte de Jesucristo).
La fecha de 1627 es muy importante, pues marca el regreso de Italia de Simón Vouet, que volvió por expresa voluntad del rey, quien deseaba encomendar a este pintor la dirección de los patrones de tapices. Como Le Brun haría posteriormente en los Gobelinos, Vouet organizó todo un taller que se ocupaba de trasladar sus dibujos o sus cuadros a cartones para tapices: colgaduras del Antiguo Testamento (París, Mobiliario Nacional y Louvre) y la de Renaud y Armide (caballerizas de Pin o Monumentos Históricos). Durante su estancia en París, Poussin recibió el encargo de un tapiz sobre los Siete Sacramentos, que debía formar parte con los Hechos de los Apóstoles, pero no llegó a cumplirlo. Después de la muerte de Simón Vouet, los modelos fueron suministrados por Phillippe de Champaigne, Sébastien Bourdon y Eustache Le Sueur (pinturas en el Louvre y en el museo de Lyon); estos artistas realizaron el Tapiz de san Gervasio y de san Protasio (col. de la Villa de París).

Las manufacturas reales: Gobelinos, Beauvais y la Savonnerie. En 1662, Colbert decidió agrupar en los Gobelinos a todos los talleres de lizo alto y bajo que se hallaban dispersos por París; además añadió a ellos el que Nicola Fouquet había creado en Maincy. Su propósito era desarrollar una producción artística que estuviese en condiciones de competir con la de las naciones vecinas. De este modo, fue un objetivo económico el que motivó la renovación de los tapices en Francia.
Flandes, que hasta el siglo XVII había mantenido su hegemonía, resultó perjudicada ante el progreso de las manufacturas reales organizadas por Luis XIV y Colbert y que desde entonces ocuparon el primer puesto en este arte.

La manufactura española de Santa Bárbara. Hay que indicar la existencia, en el siglo XVIII, de la fábrica española de Santa Bárbara, organizada por Felipe V. Entre sus primeras realizaciones sobresalen los tapices que este monarca encargó a Miguel Ángel Houasse (Telémaco) y a Andrea Procaccini (Historia de Don Quijote). Cuando estos dos artistas desaparecieron, la joven manufactura atravesó un período de decadencia. Los talleres recuperaron su impulso a mediados del siglo XVIII. De los modelos de Cerrado Giaquinto, quien dirigía los trabajos (de ellos se encargaría, a partir de 1762, Rafael Mengs), se hizo el tejido de la Vida de Salomón (1760). La celebridad de Santa Bárbara en el cuarto final del siglo XVIII quedó asegurada por Goya, que entró en la manufactura en calidad de pintor de cartones. De 1774 a 1791 pintó 45 telas (Prado) destinadas a servir de modelos a los tapices que iban a decorar los palacios reales. Estos lienzos representaban escenas de la vida madrileña, (la Merienda, el Quitasol, la Gallina ciega, el Vendedor de porcelanas; España, Patrimonio Nacional).

El siglo XIX. En el siglo XIX no abundaron los talleres, salvo en Francia, donde las manufacturas de los Gobelinos, de Beauvais y de la Savonnerie seguían su actividad a pesar de las dificultades. Merecen señalarse tentativas innovadoras, en particular, la fábrica que creó William Morris en Inglaterra en 1861, y que funcionaría hasta 1940. En torno a esta manufactura congregó a pintores prerrafaelistas, en particular Edward Burne Jones, Morris deseaba librar al tapiz de su sumisión a la pintura (retorno a un número limitado de colores, supresión de la perspectiva...). Sus ideas repercutieron en diversos países europeos.
En Noruega, a partir de 1890, los tapices se realizaron sobre cartones de artistas contemporáneos, como Frida Hansen y Gerhard Munthe, que volvieron al uso de colorantes vegetales.

El siglo XX. En Francia, después de Arístide Maillol, quien también preconizaba la vuelta a las plantas colorantes (teñía él mismo la lana de sus tapices), Marius Martin (director de la Escuela Nacional de Artes Decorativas) intentó hacia 1920 imponer la limitación de los colores, el tejido por sombreados y la vuelta al estilo decorativo. Pero el renacimiento de la tapicería fue, indiscutiblemente, obra de Jean Lurçat. Su encuentro con los tejedores de Aubusson fue crucial. Estos talleres reales que antaño habían obtenido de Colbert el título de manufacturas reales de Aubusson encontraban desde hacía tiempo dificultades para obtener cartones originales y de calidad. Por iniciativa de Mane Cuttoli, los talleres de Aubusson había ejecutado un cartón de Georges Rouault, las Flores del Mal (1928), al que siguió muy pronto (1932) el tejido de cuadros de pintores célebres: Léger, Braque, Matisse, Picasso, Dufy, Miró, Marcoussis y Derain. Al mismo tiempo, Mane Cuttoli se dirigió a Jean Lurçat, quien en 1932 produjo su primer cartón para Aubusson: la Tormenta. Esta experiencia despertó de nuevo el interés hacia el tapiz. Las manufacturas nacionales solicitaron el trabajo de Jean Lurçat. Partidario de que llegase para «los tapices modernos su liberación de la pintura, lo que le devolvería su condición de gran arte de la Edad Media», Lurçat recordaba que el tapiz era «un arte de carácter monumental», opinión compartida por Le Corbusier, que hablaría de la «pared de paño». Dentro de su considerable obra debe citarse especialmente el Apocalipsis para la capilla de Assy y el Canto del mundo (Angers, museo de Tapices).
Tras las huellas de Lurcat, toda una generación de pintores «cartonistas» iba a contribuir a reimpulsar el arte del tapiz: Gromaire, Picart le Doux, Saint Saéns, Dom Robert... En 1946, Matisse entregó a la manufactura de Beauvais los cartones para Polinesia (París, Patrimonio nacional). Desde entonces, numerosos artistas, pintores, escultores o arquitectos, tales como Picasso, Braque, Chagall, Arp, Miró, Gilioli, Adam y Le Corbusier o, actualmente, Penalba, Aillaud y Gáfgen, han buscado en el tapiz un nuevo medio de expresión.
A Lurcat se debió la creación, en los años 60, de una Bienal Internacional del Tapiz en Lausana (primera exposición en 1962). «Lugar de confrontación», esta Bienal permitiría la puesta a punto de las diversas investigaciones practicadas en el mundo entero. Así se dieron a conocer las creaciones de Europa central (Polonia, con Magdalena Abakanowicz y Yugoslavia, con Jagoda Buic) y de Estados Unidos (Sheila Hicks), contemplándose un buen número de obras que escapaban a la definición tradicional de la obra tejida y de sus relaciones con la pintura y que abría un nuevo camino al arte del tapiz. Por último, no debe olvidarse a Japón, país que, junto con Estados Unidos, es el lugar «donde se cuestiona este arte con mayor agudeza» (R. Berger).
Museos de tapices en España.

Museo textil y de indumentaria. Barcelona.
Situado en el casco antiguo de Barcelona, cerca del Museo Picasso, e instalado en dos bellos palacios medievales, está el museo monográfico del textil, una de las industrias más tradicionales de Cataluña. Destacan, las formas de trabajo más primitivas, como la rueca o los telares manuales, hasta la maquinaria actual, así como los tejidos e indumentaria.
En esta sección hay tejidos hispano-árabes, sedas italianas de los siglos XV y XVI, telas renacentistas y barrocas españolas y francesas, bordados, tapices, alfombras, encajes y una completa colección de indu­mentaria litúrgica.

Museo textil. Terrassa, Barcelona.
Un edificio nuevo que reúne todo lo relacionado con la industria textil, desde utillaje hasta filacteria, pasando por una de las mejores colecciones de tejidos que existen hoy día, con telas orientales y occidentales desde el siglo II al XX, y también telas precolombinas, europeas (góticas, renacentistas y barrocas), alfombras orientales, tapicería e indumentaria.

Fundación Joan Miró. Barcelona.
Los fondos están formados fundamentalmente por la colección que el artista donó a su ciudad natal y por la colección particular de Joan Prats (gran amigo de Miró). Hay casi cuatrocientas obras entre pinturas y esculturas, unos cinco mil dibujos (prácticamente toda la obra gráfica del pintor) y nueve tapices. Todo ello realizado en un periodo que abarca desde el año 1901 hasta los años setenta.
De tan ingente obra cabría destacar, entre muchísimas otras, el gran Tapiz de la fundación.

Museo Parroquial. Santa María del Campo, Burgos.
La iglesia de la Asunción, del siglo XV, considerada toda ella un museo, tiene, entre otras cosas, una buena colección de tapices de Bruselas y cuatro tablas de Pedro Berruguete.
Museo de la Iglesia de San Salvador. Oña, Burgos.
Interesantísimo conjunto monumental que conserva parte del antiguo monasterio del siglo XI, el claustro de Simón de Colonia, restos de pinturas murales del siglo XIV y un museo con piezas tan interesantes como una estatua de Pedro López de Mendoza, atribuida a Pompeyo Leoni, o un tapiz árabe del siglo X.

Museo de la Iglesia de Santa María la Real. Sasamón, Burgos.
La visita ha de comenzar por la iglesia gótica, un templo de grandes dimensiones con una hermosa portada que recuerda a la del Sarmental, en Burgos, en cuyo interior hay dos bellos tapices y una serie de retablos del plateresco al neoclásico.

Museo Parroquial. Castrojeriz, Burgos.
La iglesia de Santo Domingo, siglo XV, posee un museo con unas doscientas cincuenta piezas entre pintura, escultura, tapices, orfebrería y libros, que van desde el siglo III hasta el XVIII.

Museo Julio Romero de Torres (Córdoba)
Instalado en parte de las dependencias de la casa donde vivió Julio Romero de Torres (1874-1930). Su mujer e hijos la donaron para fundar, al año de la muerte del pintor, este museo. En la entrada se muestran piezas arqueológicas de tapices.

Palacio-Museo de Viana. Córdoba.
Se visita la planta baja, completa­mente amueblada. Destacan los tapices flamencos del siglo XVI, los de la Real Fábrica y los Gobelinos; trabajos en cuero de cordobanes y guardamecíes.

Museo Catedralicio. Santiago de Compostela, La Coruña.
El museo de la catedral de Santiago es más que un museo sacro al uso no sólo por su extensión -ocupa doce salas, la mayoría de ellas alrededor del claustro (ejemplo del arte gótico flamígero)-, sino por la variedad y calidad de las piezas que se exponen. Hay salas dedicadas a arqueología e historia donde se muestran tapices.
Museo Capitular de la Catedral. Gerona.
Pocas piezas, pero exquisitas, se conservan en las cuatro salas capitulares del museo catedralicio de Gerona: tapices, arquetas árabes, relicarios románicos y góticos, orfebrería, pintura, escultura y códices a cuál más bello. La pieza reina del museo es el famoso Tapiz de la Creación, tejido entre los siglos XI y XII.

Museo del Castillo de Perelada. Perelada, Gerona.
Antiguo convento del siglo XIV, el del Carmen, unido al castillo por medio de un puente; se exponen piezas de arte como tapices reunidos por los condes de Perelada, propietarios del castillo que lleva su nombre, situado junto al convento.

Museo Catedralicio. Sigüenza, Guadalajara.
Llama la atención por su aspecto de fortaleza. Su construcción se inició en el siglo XII, pero terminó en el XV, por lo que tiene elementos del gótico. Alberga una excelente colección de tapices de Bruselas del siglo XVII.

Museo Parroquial Nuestra Señora de la Asunción. Pastrana, Guadalajara.
Biblioteca, archivo parroquial con documentación desde 1514. El pueblo de Pastrana perteneció a la Orden de Calatrava y más tarde a los Mendoza, de cuya familia formaba parte Ana de Mendoza, princesa de Éboli, que fue recluida por Felipe II en el palacio que se levanta en la plaza (siglo XV). Destaca la serie de tapices flamencos donada por los duques de Pastrana a la iglesia-colegiata en 1667. Fueron tejidos en Tournay de 1472 a 1476, y se les denomina de Alfonso V de Portugal por representar sus campañas bélicas en el norte de África.

Museo Capitular. Lérida.
La Seu nueva tiene una buena colección de piezas góticas, renacentistas y barrocas, además de tapices de los siglos XV y XVI.

Museo Comarcal de Urgell. Tárrega, Lérida.
Edificio del siglo XVIII que conserva habitaciones decoradas y amuebladas de la época. Junto a piezas arqueológicas se expone una importante colección de tapices.

Museo Nacional de Artes Decorativas. Madrid.
Los fondos proceden del antiguo Museo Industrial y del Museo Nacional de Artes Industriales. Situado en un palacete madrileño del último tercio del siglo XIX. En la planta primera y en el vestíbulo se muestran alfombras alpujarreñas del siglo XVIII.

Palacio Real de la Almudaina. Palma de Mallorca, Mallorca.
El museo alberga una excelente colección de tapices españoles y flamencos de los siglos XVI al XVIII.

Colección de tapices. Oncala, Soria.
En la iglesia parroquial de San Millán se expone una buena colección de diez tapices basada en los cartones encargados por la infanta Isabel Clara Eugenia a Rubens en 1625. Ocho tapices pertenecen a la serie Apoteosis de la Eucaristía.

Parque-Museo el Castillo. Los Realejos, Tenerife.
La historia de Canarias a través de cuadros, esculturas, tapices, maquetas y relieves realizados por Fernando Weyler, madrileño afincado en Canarias.

Museo de Valladolid. Valladolid.
Palacio renacentista propiedad de un rico banquero italiano, con un elegante patio interior, obra del escultor Francisco de la Maza. Mobiliario y tapices del siglo XVI.

Museo Catedralicio. Zamora.
En dependencias anejas al claustro de la catedral se ha instalado una excelente serie de doce tapices tejidos en Bruselas, cuatro góticos con el tema de la guerra de Troya, y el resto del siglo XVI.
Museos de tapices en Francia.

Museo de tapices y mueble antiguo. Aix-en Provence.
Tapices de Beauvais de los siglos XVII y XVIII; destacan La historia de Don Quijote, (cartones de Natoire), y Juegos rusos (cartones de Leprince).

Museo de tapices. Angers.
Los tapices de El Apocalipsis, encargados hacia 1373 por Luis I de Anjou y realizados en el taller de Nicolás Bataille, constituyen una de las obras maestras de la tapicería occidental. Inicialmente había 90. También importante El ciclo de la pasión, del siglo XV.

Museo de tapices. Aubusson.
Consagrado preferentemente a la renovación de los tapices de Aubusson en el siglo XX. Forma parte de un conjunto cultural que comprende la biblioteca y el centro de documentación.

Palacio de los Papas. Aviñón.
Algunas obras maestras arquitectónicas, como la sala del Consistorio, presentan tapices de los Gobelinos.

Museo de tapices de la reina Matilde. Bayeux.
Célebre obra medieval, reproducida infinidad de veces. Sus 58 escenas explican la historia de la pelea de Guillermo de Normandía y de Harold, rey de Inglaterra, hasta la victoria del primero en Hastings en 1066 y su conquista de Inglaterra. El tapiz, ejecutado con aguja, mide 70 m de largo por 0,51 m de alto.

Museo León Bonnat. Bayona.
Cartones realizados para las series Triunfos de la Eucaristía (conservados en el convento de las Descalzas Reales, Madrid).

Hotel Dieu. Beaune.
Tapices flamencos del siglo XVI, como El tapiz de mil flores.
Galería nacional de tapices. Beauvais.
En 1664 se creó el taller de Beauvais, que adquirió celebridad por sus cobertores y tapices realizados a partir de cartones famosos como los de Boucher, Oudry (Las fábulas de La Fontaine) y Natoire. Desde 1995, la ciudad organiza en verano un festival de tapices que permite descubrir la integridad de la cadena de producción de este oficio-arte.

Museo nacional del Renacimiento. Écouen.
Un museo para entender la riqueza del arte renacentista, donde el tapiz ocupaba un primer puesto.

Iglesia abadía Saint Robert. La Chaise-Dieu.
El coro de esta iglesia contiene muy bellos tapices de Bruselas y de Arras que representan los testamentos.

Museo Matisse. Cateau-Cambrésis.
Para conocer todas las facetas de la obra del pintor, que también hizo tapices.

Museo histórico de telas. Lyon.
Tejidos desde la Alta Edad Media hasta las obras más modernas: para saberlo todo de las técnicas textiles.

París:
Talleres de la factoría nacional de los Gobelinos.
En 1601 Enrique IV instala un taller en los Gobelinos. Tras más de tres siglos es una fábrica del Estado. Para conocer todo sobre las técnicas y su evolución.
El Louvre.
En su departamento de «objetos de arte», numerosas alfombras, tapices y la evolución del tapizado de sofás.
Museo de Artes Decorativas.
Alberga un conjunto de tapices de numerosas escuelas: francesa, flamenca, de Inglaterra...
Museo de las termas de Cluny.
En él se encuentran muchos tapices como La Dama del Unicornio y La vida señorial.
Museo de San Denis. Reims.
Posee telas pintadas de los siglos XV y XVI y tapices importantes, entre los cuales se halla un tapiz flamenco del siglo XVI que representa diez escenas de La vida de San Rémi.
Museo Fierre Loti. Rochefort.
En la casa del escritor, un comedor de envergadura está decorado con tapices de los Gobelinos.
Museo del Ayuntamiento. Saint-Ló.
Este museo posee una colección de ocho tapices flamencos, Los amores de Gombaut y Macé, que datan del siglo XVI.
Este pequeño recorrido por Francia está lejos de ser exhaustivo: Versalles, Fontainebleau, nos dejarían descubrir más alfombras, tapices, muebles... Pero, demuestra la riqueza del patrimonio de Francia en el campo de los tapices.